Hillary ¿ganadora?- Trump ¿perdedor?

HOMO POLITICUS

Debate álgido investido de verdades a medias o manejadas, o bien, de mentiras a medias o manejadas.
 
Sin duda el primer debate presidencial entre Hillary Clinton y Donald Trump fue un éxito mediático, de ello no cabe dudad ya que la señal lo mismo llegó a la Patagonia que a Siberia, lo mimo se vio de noche que de madrugada y en la tarde, dicen que los japoneses lo vieron comiendo mientras que los australianos desayunando.
 
La pregunta de dividendos, intereses y suspicacias es ¿quién ganó el debate?, las encuestas señalan abrumadoramente a Hillary, pero muchas de las encuestas su muestra no rebasó más allá de 500 personas, cuestión lánguida y pendeja; mientras que los doctos, señalan que el aparente triunfo de Hillary no es definitivo a la hora de ir a las urnas.
 
En los hechos Trump salió fortalecido y bien librado, se llegó a pensar que cuando se abordara los temas raciales, de migración y seguridad habría de tambalearse, pero la sorpresa fue ver a un Trump ágil de mente, vehemente, incisivo y atacando en todo momento a Hillary, quien no perdió un pelo de su templanza, pero que no contrarrestó de manera contundente a un fortalecido Trump.
 
Por el contrario, ante los manejos oscuros de Hillary como funcionaria pública en pro de la Fundación Clinton, fundación donde se entretejen intereses políticos, sólo le quedó sonreír, pero no fue ni clara ni contundente para devolverle la pelotita a Trump, quien en algún momento del debate fue ovacionado.
 
En la suma correcta, el magnate inmobiliario Donald Trump se afianzó en las preferencia de los sectores empoderados como empresarios y comerciantes y, se acercó a los sectores medios y desposeídos de los Estados Unidos con un “discurso racional y de tolerancia”, que intentó vincularlo a las minorías raciales y a los migrantes; fue duro con México y en especial con el tratado de libre comercio, eso ni dudarlo.
Nada está dicho en la carrera presidencial, no sería una sorpresa si Trump se convierte en Presidente del Tío Sam, este es un cálculo que dependerá del grado de cordura de un electorado que tiene poca o nada consciencia sobre el valor de su decisión, sino que juega con las veleidades y sus intereses primarios, todos, aparentemente objetivos.
 

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