#ENTRE EL CALLEJÓN Y EL TENDIDO
• La lidiadora michoacana resultó herida de gravedad el viernes 3 de mayo en la Ciudad de Puebla
Estimados Amigos, con el gusto de siempre saludándolos desde este espacio de Plaza Juárez. Finalmente la matadora michoacana Hilda Eliana Tenorio Patiño, no hará el paseíllo el próximo día diez de mayo en la Centenaria Plaza de Toros San Marcos, en el “Festival Femenil” anunciado en el marco de la Feria Nacional de San Marcos, la más importante del Continente Americano. Nuevamente la fatalidad se cruza en el camino de la espada oriunda de Morelia y resultó lesionada de gravedad el pasado viernes en la Plaza de Toros “El Relicario” de Puebla de los Ángeles.
Su inclusión en San Marcos, con sus asegunes, hacía mucha ilusión a la valiente torera, en esta etapa de regreso a los ruedos después de poco más de un año fuera de circulación por lesiones en una de sus rodillas, ya el pasado domingo 28 de abril había actuado en la Plaza de Toros “La Coleta” de San Cristóbal de las Casas, Chiapas, alternando con la yucateca Lupita López y la queretana Paola San Román, lidiando un encierro de la dehesa potosina de Marco Garfias, desgraciadamente Hilda no tuvo suerte en el sorteo y su lote fue el menos potable, retirándose en silencio al callejón después de sus actuaciones.
Pero antes de la comparecencia en la vetusta Plaza Sanmarqueña, Hilda Tenorio tenía una cita con su destino, el viernes tres de mayo estaba anunciada en la Plaza de Toros “El Relicario” de la capital poblana, en la tercera corrida de feria, para actuar al lado de la rejoneadora Karla Santoyo, Mari Paz Vega, Lupita López, Karla de los Ángeles y Paola San Román, en la lidia de un fuerte encierro de Santoyo que promedio en la báscula 535 kilos.
Y a la Angelópolis acudió Hilda para encontrarse con “Querido Viejo”, un toro con toda la barba, herrado con el número 48, de pelaje negro meano, con 580 kilos que saltó a la arena en tercer lugar, la torero echó las rodillas a la arena para ejecutar una larga cambiada pero adelantó el capote y el astado la arrolló causándole graves destrozos en la cara, con la fractura del maxilar superior, del paladar, pómulos y un corte de cinco centímetros sobre el labio que lesiona hasta la región nasal, después de haber sido estabilizada en la plaza de toros la lidiadora fue trasladada a la Clínica Betania de la capital poblana, en donde la mañana del sábado fue intervenida para reconstruir los daños causados por el burel, en una operación que se prolongó por más de seis horas, pero que afortunadamente, resultó exitosa, aunque se debe esperar el transcurso de las consabidas 72 horas que serán determinantes en la evolución de las lesiones de la torera.
Como comentamos hace unas semanas en este espacio, no ha sido fácil para Hilda Tenorio su andar en el Arte de Cuchares, no obstante haber alcanzado innumerables e importantes triunfos, es dueña de un racimo de “primeras veces” en la Fiesta Brava, incluyendo su alternativa que fue la primera que se otorgó a una mujer en la Monumental Plaza de Toros México, ha debido enfrentar, también, un sin número de complicaciones, desde graves lesiones hasta la incomprensión de empresas y compañeros de profesión que le han dificultado, sistemáticamente, su andar en los ruedos, lo que la ha mantenido alejada de las plazas de toros, sin embargo la joven torera michoacana se ha sobrepuesto una y otra vez al infortunio demostrando en sus actuaciones que cuenta con las cualidades y el valor necesarios para lograr el sitio que se merece.
La afición, el valor y la honradez taurina de Hilda Tenorio, quedaron de manifiesto una vez más el pasado viernes en el ruedo del coso poblano, pues la ver que sus compañeras Karla Santoyo y Mari Paz Vega se habían ido por delante con el corte de una y dos orejas, respectivamente, la michoacana salió a dar todo iniciando su actuación con una larga cambiada en la que el toro al tomar el capote con ímpetu se la llevó por delante con el resultado ya descrito. Esperamos su pronta recuperación. Fuerza Hilda.
Por ahí nos vemos ENTRE EL CALLEJÓN Y EL TENDIDO si Dios lo permite.