Hidalgo: la transición desde el centro

FORO ABIERTO

    •    Ante la falta de capacidad y oficio político, se llega al escenario menos favorable, recurrir al Centro, a que una fuerza superior resuelva el conflicto local, en este caso a que AMLO venga a “poner orden” y a negociar con fuerzas políticas distintas para que se dé una decisión desde fuera, con lo que Morena estaría repitiendo el ritual del viejo priismo que no se quiere morir, y se reafirmaría el presidencialismo sobre los poderes locales. Sin duda, ningún paso adelante y tres o más pasos atrás.


 A casi un mes de iniciados los trabajos del Congreso Local en el estado de Hidalgo, el 5 de septiembre, que presenta condiciones inéditas en la reconformación de relaciones políticas entre los poderes locales, y que inclusive con la visita del presidente electo Andrés Manuel López Obrador a la ciudad capital, el conflicto político de la transición ha pasado al peor escenario, a una solución fuera de la entidad.
    El conflicto por la conducción del Congreso inició desde agosto, cuando los diputados electos quisieron impedir los “albazos” de la mayoría del PRI en la Cámara Local. En la sesión inaugural la Coordinación del PRI confabuló con los partidos minoritarios en obtener una votación para mantener la Junta de Coordinación Política, lo cual ameritó una ofensiva por parte de MORENA, lo cual escaló a un conflicto de grandes dimensiones en el que el único poder que no funciona es el legislativo.
    La falta de oficio político pero sobre todo el mantener posiciones irreductibles del PRI como de MORENA, sobre todo la facción dominante que responde al Grupo Universidad, que mantiene ríspidos enfrentamientos políticos con el gobierno de Fayad Meneses, ha llevado a la inmovilidad e ineficacia del Congreso local. Los efectos de la parálisis de diputados tienen enormes efectos en la acción pública de la entidad.
    La inactividad del Congreso local ha impedido no solo el funcionamiento ordinario de la Cámara de Diputados, sino que ha arrastrado al incumplimiento de actividades propias y de las relaciones intergubernamentales con el ejecutivo local. Por ejemplo, el gobernador no asistió a la sesión solemne de la apertura del Congreso (Art. 43, Constitución Política de Hidalgo), donde Omar Fayad daría datos del Segundo Informe de Gobierno, y donde las fracciones de los partidos pudieran posicionarse justo sobre los resultados y estilos de gobernar. El conflicto impidió conocer la versión oficial de las fuerzas políticas en el Congreso, que hasta ahora desconocemos.
    La confrontación entre poderes locales, entre partidos, e inclusive entre grupos de poder, no ha permitido que los diputados puedan conocer el Estado de cosas en Hidalgo, establecido en el Segundo Informe de Gobierno, y ha impedido que se pueda hacer “glosa” o bien un análisis a fondo del contenido del informe, y en su caso implementar la comparecencias de los funcionarios del Ejecutivo local (Art. 56, CPEH, Fracc. XXI).
    Es decir, hasta el momento el Congreso Local no ha desarrollado adecuadamente las facultades que le confieren la Constitución Local y otras leyes. El mismo 5 de septiembre el gobernador Fayad tenía, como prerrogativa, presentar dos iniciativas preferentes para un trato inmediato del Legislativo (Art. 47 bis, CPEH). Tampoco han podido conformar las comisiones legislativas, instancia básica para ejercer la función de elaborar y aprobar leyes y decretos.
    El conflicto llegó hasta el peor escenario debido a la falta de diálogo y concertación política tanto en los partidos como en el interior de las representaciones en el Congreso Local. MORENA quemó cartuchos a destiempo con iniciativas fuera de contexto como “la desaparición de poderes” y el “juicio político al gobernador” en lugar de procesar una agenda de cambios y procedimientos tanto en la Cámara como con los partidos y el gobierno local.
    Ante la falta de capacidad y oficio político, se llega al escenario menos favorable, recurrir al Centro, a que una fuerza superior resuelva el conflicto local, en este caso a que AMLO venga a “poner orden” y a negociar con fuerzas políticas distintas para que se dé una decisión desde fuera, con lo que Morena estaría repitiendo el ritual del viejo priismo que no se quiere morir, y se reafirmaría el presidencialismo sobre los poderes locales. Sin duda, ningún paso adelante y tres o más pasos atrás.
*A partir de esta edición y todos los lunes, el doctor Pablo Vargas González se reincorpora a las páginas de opinión de Diario Plaza Juárez. Celebramos su regreso aunque, habrá que anotarlo, siempre ha sido de casa.

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