Hidalgo, gobierno y subdesarrollo

Ni el presidente ni su Secretario de Hacienda han entendido que los “beneficios de las reformas” son una quimera para un pueblo empobrecido con la política económica que se continúa instrumentándose en México

 

El 3er Informe del presidente Enrique Peña Nieto y el 5º informe del gobernador Francisco Olvera han quedado atrás, ahora, en estricto apego al Articulo 26 de la Constitución de los Estados Unidos Mexicanos y a la propia Ley de Planeación, les corresponde a los secretarios comparecer ante la cámara de diputados federal y local para explicar “los avances” en el cumplimiento de las metas del Plan Nacional y Estatal de Desarrollo.

 

Sin embargo, los informes no son hasta ahora sino un resumen de logros o aspectos positivos, que por instrucciones de los responsables en las diferentes secretarías, es necesario destacar con optimismo, con un aire de triunfalismo y éxito insoslayable; haciendo caso omiso a la identificación de los obstáculos y problemas que, en algunos casos, han impedido cumplir con las metas.

 

Esto ha hecho durante años, que los informes se conviertan en almanaques, en compendios estadísticos que servirán luego para hacer tarjetas informativas, discursos o ponencias, en el mejor de los casos. Muchos diputados federales terminan arrojando el informe en un cajón de su escritorio o colocándolo, sin siquiera haberlo hojeado, en el librero de su oficina.

 

Lo lógico sería que los diputados trabajaran los informes conjuntamente con el Plan Nacional de Desarrollo o con el Plan Estatal de Desarrollo, comparando los compromisos adquiridos, los recursos aprobados para alcanzar las metas con los avances reportados; lo que haría que el presupuesto aprobado para cada año estuviera en función de lograr los objetivos o se sancionara la mala o deficiente utilización de los recursos encada ejercicio. Pero lamentablemente esto no sucede.

 

En el gobierno federal como en el del Estado de Hidalgo, las comparecencias son un día de fiesta, de acudir a la Cámara para realizar una parodia de informe a los diputados, para contestar ocurrencias o dudas sobre un informe que jamás leyeron, menos aún estudiaron para poder cuestionar y exigir respuestas. Al final, la comparecencia de cada secretario servirá de pretexto para realizar una comida a cuenta del erario público, para “matar la estrés” por el trabajo previo de preparación de la comparecencia.

 

Pero, mientras ha comenzado ya la “pasarela” en el gobierno federal, en el Estado de Hidalgo apenas se acaba de aprobar el calendario para que los secretarios comparezcan ante el congreso local, a fin de debatir el 5º Informe de Gobierno del Gobernador Francisco Olvera Ruiz.

 

Las comparecencias darán inicio el próximo martes 6 de octubrecon la Secretaría de Desarrollo Social; continuarán el 7 de octubre con la Secretaría del Trabajo y Prevención Social; el jueves 8 de octubre con la Secretaría de Gobierno; el lunes 12 de octubre con la Procuraduría General de Justicia de Hidalgo y la Secretaría de Desarrollo Agropecuario; el martes 13 de octubre con la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales; el miércoles 14 de octubre con la Secretaría de Contraloría y Transparencia Gubernamental; el jueves 15 de octubre con la Secretaría de Desarrollo Económico; el viernes 16 de octubre con la Secretaría de Turismo y Cultura; el lunes 19 de octubre con la Secretaría de Educación Pública; el martes 20 de octubre con la Secretaría de Obras Públicas y Ordenamiento Territorial; el miércoles 21 de octubre con la Secretaría de Seguridad Pública; el jueves 22 de octubre con la Secretaría de Planeación, Desarrollo Regional y Metropolitano; el viernes 23 de octubre con la Secretaría de Salud; quedando pendiente la fecha para la comparecencia de la Secretaría de Finanzas y Administración.

 

Será un mes de mucha actividad en el congreso del Estado de Hidalgo, mezclado por la presencia de los secretarios, las comidas correspondientes en cada caso y el bullicio de la Feria anual de Pachuca. En resumen,serán días de fiesta, de elogios al trabajo de los secretarios ¿o a caso alguien podrá atreverse a cuestionar la conducción del Estado por el Gobernador y su Gabinete, el arduo trabajo de sus secretarios?, definitivamente esto parece una utopía.

 

Aunque en el gobierno federal, parece que no todo ha sido miel sobre hojuelas para el Secretario de Hacienda y Crédito Público (SHCP), Dr. Luis Videgaray Caso, quien compareció ayer jueves ante el pleno de la Cámara de Diputados, donde fue cuestionado y abucheado por la oposición, al reprocharle el mal manejo de las finanzas públicas.

 

Ni el presidente ni su Secretario de Hacienda han entendido que los “beneficios de las reformas” son una quimera para un pueblo empobrecido con la política económica que se continúa instrumentándose en México; la cual no es distinta a la emprendida por el ex presidente Ernesto Zedillo debido a la crisis, ni a la implementada por los dos gobiernos del PAN; una política económica orientada por los objetivos de inflación del banco de México, preocupada más por los equilibrios macroeconómicos que por el bienestar de la población.

 

Se trata de una política que no considera la necesidad de usar al gasto público como instrumento multiplicador de las inversiones, del empleo y del crecimiento económico; la cual supone que la completa apertura de la economía al mercado, impulsada con las reformas, bastará para que, en automático, se multiplique la llegada de inversión extranjera, los empleos y el crecimiento. Esta política ha obtenido como premio un crecimiento mediocre de 1.8%, en promedio anual, desde el inicio del sexenio a la actualidad y la salida de inversionistas que han provocado la devaluación de un peso que se ha mantenido sobrevaluado durante años.

 

Qué podemos decir del Estado de Hidalgo, de una clase política preocupada más por las formas, por su acomodo y reacomodo, que por la suerte de los más de 2 millones 665 hidalguenses; de los cuales el 53% siguen viviendo en condiciones de pobreza, 10% de ellos hundidos en la pobreza extrema, la mayoría de ellos indígenas. El uso de los recursos digitales para presentar en la Web el 5º Informe del Gobernador y los logros que se señalan en él, no expresan la realidad de un Estado que lejos de ser uno de los más seguros, ocupa el lugar 10 entre todas las entidades en delitos no denunciados o sin averiguación previa abierta, según la Encuesta Nacional de Victimización y percepción sobre Seguridad Pública 2015.

 

Qué podrían decir los secretarios en su comparecencia, sobre los esfuerzos realizados por el gobierno para evitar que los hidalguenses continúen abandonando el Estado para poder sobrevivir. Normalmente, los movimientos migratorios de la población están asociados a la demanda de fuerza de trabajo por los mercados y al exceso de oferta sobre los mismos, lo cual genera desempleo y baja el nivel de los salarios. Aún cuando hoy sólo haya una sola zona salaria, éstos seguirán deprimidos en esta entidad.

 

De acuerdo a una investigación realizada en 1996, en 1985 el 4% de la población de Hidalgo había emigrado hacia otro Estado y el 1% hacia otro país; cinco años más tarde el 27.6% de su población había abandonado la entidad, mientras que su economía solo mostraba capacidad para absorber al 39.3% de la población en edad de trabajar. En el 2005, según cifras del INEGI, habían salido de Hidalgo 67 mil 139 personas para radicar en otra entidad y hoy se estima que hay más de 250 mil hidalguenses radican en los Estados Unidos; la mayoría de ellos de los municipios donde sigue existiendo mayor pobreza.

 

Valdría la pena preguntarle al gobernador del Estado ¿Qué ha hecho él y sus secretarios para crear cadenas de valor? Para hacer que lo que hoy se vende en los centros comerciales sean productos que, al menos tengan materias primas o mano de obra local. Terminará este sexenio y la mayoría de los hidalguenses continuarán siendo más pobres, con un sector agropecuario que no está articulado con la agroindustria ni con los centros de distribución locales, lo que seguirá convirtiendo al Estado en una de las principales entidades expulsoras de mano de obra barata, subutilizando la infraestructura en educación existente al no capitalizar los recursos humanos formados en las universidades.

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