CINE DE MAÑANA
La Muestra pasada vimos Rimini, una cinta del austriaco Ulrich Seidl que narraba las vicisitudes de un decadente cantante italiano que se reencontraba con su vengativa hija a la que había abandonado.
En esta LXXIII Muestra Internacional se presenta Sparta, que es la segunda parte de la trilogía.
De acuerdo al guión del propio realizador y Verónica Franz, Ewald (Georg Friedrich) parece llevar una vida menos atormentada que la de su hermano.
Visita regularmente a su padre en el asilo, tiene un trabajo estable como ingeniero y hasta parece tener planes matrimoniales con su guapa novia (Florentina Elena Pop).
Pero se da cuenta que lo que lo que verdaderamente lo excita son los niños y abandona todo.
Compra una vieja escuela en una zona rural rumana, en la que crea una especie de club deportivo en el que enseña judo a un grupo de niños, hasta que los padres de estos empiezan a cuestionarse las intenciones de Ewald.
El polémico director de Paraíso, trata la pedofilia de una forma más sutil que El amor según Dalva y evita escenas explícitas y provocativas.
Ewald se convierte en un hombre atormentado del que se puede sentir lástima a diferencia del padre de Dalva.
Sparta resulta pues un filme crudo que no será del agrado de todo el público.