Home Nuestra Palabra ¿Hemos perdido el verdadero significa­do de las palabras?


¿Hemos perdido el verdadero significa­do de las palabras?


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El uso del español cada vez es más equívoco, hecho que a muy poca gente le sorprende porque se ha acostumbrado a que el absurdo sea la regla.
 

Piensa un momento si estas frases están bien dichas: “alguien se apendejó” y “alguien se alentó”… la primera es correcta, la segunda no. ¿Y qué opinas de “acceso de entrada”, “todos y todas”, “transgénero”, “roomie”, “socialité”?
 
En “Las malas lenguas”, el lector encontrará anglicismos, pochismos, barbarismos, sinsentidos, disparates, pendejadas, redundancias, barrabasadas y toda clase de desbarres y dislates que, en cualquier momento, todos (prácti­camente sin excepción) estamos expuestos a cometer cuando usamos la lengua. Un irónico y mordaz recorrido por varios errores comunes que circulan en libros, periódicos, revistas e internet, y que son ejemplo de las absurdas reglas de lo políticamente correcto, los extranjerismos mal adaptados, el “lenguaje incluyente” y las malas traducciones, y que han convertido nuestra lengua en un verdadero desastre.
 
No debemos olvidar que nuestro idioma es nuestro patrimonio cultural más valioso, es identidad y pertenencia; pero poco a poco su uso sin lógica, sin ortografía, sin una buena sintaxis, sin pleno sentido gramatical, sin buena pronunciación, sin concordancia, provoca que además de expresarnos mal, caigamos en la confusión y no logremos una clara comunicación.
 
Juan Domingo Argüelles, autor de esta obra, repasa de la A a la Z todos esos atropellos que hacemos a nuestro lenguaje (tanto hablantes cultos como los de menor escolarización) y hace un análisis para explicar por qué son incorrectos, para que cada lector intente dejar de incurrir en ellos.
 
“En realidad, todos cabemos en este costal, pero algunos pode­mos y queremos salir de él, mientras que otros están ahí con despreocupación y has­ta con necia arrogancia. Para los que quieren limpiar su lengua es este libro.”
Juan Domingo Argüelles
 
Además el autor hace una fuerte crítica a las instituciones encargadas de normar la lengua que resultan retrógradas y poco competentes, ofrecen malas definiciones y omiten del diccionario entradas necesarias y muy usadas en México y América Latina. Un libro que todo hispanohablante debería leer. Un compendio para evitar las barbaridades que decimos, escribimos y hasta pensamos en español.
 
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“Si la principal finalidad del lenguaje es comunicar, las palabras no la cumplen bien, ni en el discurso civil ni en el filosófico, cuando una palabra no suscita en el oyente la mis­ma idea que representa en la mente del hablante”. John Locke
 
“Hombres sabios como Confucio y Sócrates sabían que, para entender algo, debes lla­marlo por su justo nombre”. Rob Riemen