
Tepeapulco
Como parte de las festividades de la feria anual de Tepeapulco, la Presidencia Municipal conmemora los 500 años de la llegada del toro de lidia, a América, con una magna corrida de toros.
Teniendo como sede la primera plaza de toros, instalada en el nuevo Continente Americano, la cual se ubica a espaldas del ex convento de San Francisco de Asís (casa de Fray Bernardino de Sahagún, en Tepeapulco).
Ahí se conmemoraron los 500 años de la llegada de los primeros toros, los cuales fueron traídos por Hernán Cortés.
Durante esta corrida de aniversario, en la cual hicieron una pequeña remembranza, de la llegada de los toros de lidia a América.
En la remembranza, leída por la alcaldesa Marisol Ortega López, se señaló que en el año 1522, siendo gobernador de la Nueva España, Hernán Cortés, pidió al entonces Rey de España, que le enviara un lote de toros y vaquillas, para poder realizar la fiesta taurina, de la cual, en España, ya era una tradición muy arraigada, con el objetivo de que las tropas de Cortés se divirtieran con este arte español.
En la reseña, basada en los diferentes documentos encontrados en el acervo cultural del exconvento de San Francisco de Asís, se señala que durante su estadía en lo que ahora es Tepeapulco, el conquistador Hernán Cortés, mandó a construir, una plaza de toros a espaldas del este centro religioso, y a unos metros de la llamada “Casa de Cortés”.
Los escritos señalan que la llegada de los primeros toros de lidia y vaquillas, datan del año de 1522, sin precisar el mes exacto, de desembarco de estos animales.
Los cronistas de Hernán Cortés señalaron que la primera vez que se corrieron estos toros en la Nueva España, fue el 24 de junio de 1526, (día de San Juan Bautista) para festejar el regreso del conquistador procedente de Las Hibueras (hoy Honduras).
De acuerdo con historiadores de aquella época, “las corridas de toros en la Nueva España fueron traídas como diversión de los conquistadores y eran un ejemplo de la jerarquía social que se tenía entre el señor peninsular y sus trabajadores, de alguna forma representaban en la lid, la protección que ofrecía el español sobre el indígena, así como se indica que esta fiesta fue en todo el imperio español una fiesta propia de la nobleza”.