Guardia Nacional: precisando términos y aclarando intenciones

Conciencia Ciudadana

    •    La propuesta del candidato presidencial de MORENA llamó la atención de los sectores progresistas del país, aunque tuvo que ser explicado a la ciudadanía que le apoyaba debido al poco conocimiento sobre la figura de la Guardia Nacional aún entre los conocedores de la historia y la ciencia política nacional


Cuando en el marco de su campaña presidencial Andrés Manuel López Obrador anunció la organización de la Guardia Nacional y el retiro paulatino de las fuerzas armadas como eje de su estrategia de combate a la inseguridad y el crimen organizado que asola al país desde hace 12 años,  la reacción de los sectores democráticos fue positiva.
Como era de esperarse, los sectores más conservadores reaccionaron airados defendiendo el modelo militarizado puesto en marcha por Felipe Calderón en 2016, más por el deseo de legitimar su mandato, que con el ánimo de brindar una solución sólida al problema de la seguridad pública y el crimen organizado.
Más tarde, AMLO le acusó de haber  “dado palos al avispero”, dando a entender que al militarizar el combate al crimen organizado, lejos de solucionar el problema, lo había magnificado sin atacar sus verdaderas causas; localizadas, dijo en la pobreza de la mayoría de la población, la corrupción gubernamental y de las fuerzas del orden encargadas de combatirlo; por lo cual, argumentando razones históricas, sociales y políticas, propuso resucitar la figura de la guardia nacional incluida ya en la constitución general de la república como el medio más adecuado para dar fin a la absurda guerra declarada por Calderón y continuada por Peña Nieto con los trágicos resultados ya conocidos.
La propuesta del candidato presidencial de MORENA llamó la atención de los sectores progresistas del país, aunque tuvo que ser explicado a la ciudadanía que le apoyaba debido al poco conocimiento sobre la figura de la Guardia Nacional aún entre los conocedores de la historia y la ciencia política nacional; interesados con frecuencia más en fórmulas extranjeras de dudosa eficacia y escaso conocimiento de la realidad mexicana cuya aplicación han fracasado reiteradamente.
Para ésta Conciencia Ciudadana, la propuesta aumentó su estima en el candidato de MORENA al saber que AMLO, contaba en su haber con un conocimiento del pasado capaz de guiar acertadamente sus decisiones, pues como una y otra vez lo hemos repetido, la vieja frase “quien no conoce la historia está condenado a repetir sus errores” forma parte irrenunciable de nuestro trabajo analítico.
¿Qué es, pues una Guardia Nacional?  Se trata de una corporación donde se integra la ciudadanía de un estado democrático, organizada de manera voluntaria y comandada por sus propias autoridades civiles; es decir, presidentes municipales o alcaldes, gobernadores y presidente de la república. Las guardias nacionales no están formadas por elementos del ejército ni la policía; y cuenta con armas defensivas y a veces hasta ofensivas para defender y salvaguardar el orden interno en sus lugares de origen y coadyuvar con el ejército profesional en caso de un ataque extranjero.
Aunque pocas veces se les ha analizado y menos divulgado, las guardias nacionales son a la par un factor de equilibrio y disuasión del poder civil frente a los ejércitos, casi todos ellos dependientes de los ejecutivos, y de carácter profesional y hasta mercenario, como la legión francesa o la española . Una guardia nacional está siempre compuesta por paisanos de donde opera y, como decíamos, sus autoridades civiles son sus comandantes; en tanto que los militares son contratados como parte de un cuerpo anónimo, para obedecen ciegamente al poder que los contrata.
    La historia de la guardia nacional en México está íntimamente unida a la historia de los grandes movimientos sociales y políticos de nuestro país; aunque poco se sabe de ello debido a las tendencias conservadoras y autoritarias que constantemente se han impuesto en el poder público. Cuando éstas han gobernado, ha prevalecido el uso del ejército en labores de seguridad interna como si ésta fuera una función militar. En cambio, cuando las fuerzas liberales gobernaron, las guardias nacionales fueron la garantía y el escudo de la soberanía, la democracia y la libertad de la nación.  
Sin embargo, Andrés Manuel nos sorprende con una ley que, si bien se funda en demandas reales y sentidas recogidas en las grandes capas de la población,  resulta un tanto diferente a lo que esperaba  ésta Conciencia Ciudadana, toda vez que se separa drásticamente de su propuesta original en el sentido de resucitar la vieja institución de la guardia nacional ,  trastocándola , en cambio,  en un  cuerpo de seguridad de carácter policiaco, compuesto por marinos y soldados que seguirán haciendo labores policiacas bajo el mando de autoridades policíacas bajo criterios de seguridad eminentemente policíacos. Y si  la Guardia que ha anunciado el presidente electo  operará,  como él  propone,  bajo su propio mando,  esto  podría dejarnos tranquilos solo mientras el gobierna (  sabiendo de su espíritu democrático y su prudencia como gobernante); pero de ningún modo podrá asegurarnos de  lo que pueda  suceder con un gobernante futuro que,  con un poder sobre más de 150 mil elementos militares dedicados a funciones policíacas, se incline a imponer su voluntad sobre la inerme ciudadanía.
Es peligroso que los legisladores responsables de aprobar la creación de la Guardia Nacional   no n sepan lo que es ésta, ni tampoco se defina lo que el Plan Nacional de Seguridad  entiende por ella. La diputada Tatiana Clouthier –demócrata de toda mi admiración y respeto-, es ejemplo vivo de tales yerros, al poner como ejemplo de  guardias nacionales las de Chile, España o Francia; pues esas corporaciones son policíacas y no guardias nacionales. Ese error no es sólo conceptual, sino de fondo: las guardias nacionales no responden a la lógica de las guardias civiles, más aún, son hasta contrarios a ellas; las guardias civiles responden a una mirada autoritaria, y han sido instrumentos de represión utilizados por dictadores como Francisco Franco y Augusto Pinochet, y ni aún modernizadas, dejan de ser consideradas por las fuerzas democráticas como cuerpos represivos en sus países de origen. En México, la figura más parecida a estos agrupamientos es la gendarmería nacional de Peña Nieto, proyecto que fracasó y que ahora intenta colarse subrepticiamente como “guardias nacionales” en el proyecto lopezobradorista.  
La única explicación que puedo  pensar por el momento  es   que en el equipo de López Obrador se esté dando un conflicto entre quienes respaldan el proyecto  original  del candidato y las propuestas de los nuevos colaboradores del presidente electo;  en especial  la de Alfonso Durazno, próximo secretario de seguridad pública y Alejandro Gertz Manero, ex secretario de seguridad pública federal;  a quienes se les ve como promotores de las teorías de seguridad nacional  de los gobiernos neoliberales y sus agencias especializadas .  No lo podemos afirmar tal cual, pero sin lugar a dudas no faltaran en los próximos días manifestaciones enérgicas de los sectores sociales más afectados e involucrados con una alternativa más cercana a la de las guardias nacionales, tales como las autodefensas michoacanas o las guardias comunitarias de Guerrero; al parecer marginadas hasta ahora del proyecto anunciado por AMLO. Ojalá éste no lo malentienda y pueda virar en su propuesta antes de que sea demasiado tarde.  Es de sabios cambiar de opinión.
Y en ese tenor esta conciencia ciudadana se despide manifestando que
VIVOS SE LOS LLEVARON Y VIVOS LOS QUEREMOS CON NOSOTROS.

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