Grandes ciudades de EU se rebelan contra Trump

Rebelión en la granja de Donald el Loco
●    Alcaldes y jefes de policía de EU anuncian que no llevarán a cabo redadas masivas contra inmigrantes

“Estáis a salvo en Chicago, estáis seguros en Chicago, y tenéis el apoyo de Chicago”, dijo Emanuel el lunes, en un acto cuidadosamente coreografiado, rodeado de activistas pro inmigración, congresistas, y representantes de minorías étnicas. No está solo. El alcalde de Seattle fue el primero en rebelarse. Lo hizo el día siguiente a la victoria de Trump, en un discurso en el que calificó a inmigrantes con o sin papeles de “nuestros vecinos”, “lo único que un estadounidense puede hacer” es no cumplir las órdenes de Trump.

El jueves, el alcalde de Nueva York, dijo: “no vamos a sacrificar a medio millón de personas que viven entre nosotros, que son parte de nuestra comunidad”. Y el lunes, el jefe de la policía de Los Angeles, Charlie Beck, dijo “no vamos a colaborar” con el Gobierno federal “en operaciones de deportación. No es nuestro trabajo. No voy a convertir eso en nuestro trabajo”
Las máximas autoridades de las tres mayores ciudades de EU -Nueva York, Los Angeles y Chicago- declararon el martes que no pondrán en práctica los planes del presidente electo, Donald Trump, de llevar a cabo redadas masivas de inmigrantes indocumentados para expulsarlos del país.
La reacción, que también incluye urbes como Filadelfia, Seattle, Minneapolis, y Providence, pone de manifiesto la división en EU, donde los republicanos de Donald Trump ganan sistemáticamente en las zonas rurales, mientras que las grandes ciudades son territorio demócrata. En total, unos 300 núcleos urbanos de EU, son lo que se conoce como “Ciudades santuario”, es decir, territorios en los que las autoridades locales no destinan recursos económicos ni humanos a perseguir la inmigración ilegal.
Todas las grandes ciudades de EU son demócratas, mientras que las zonas rurales son republicanas. Aunque varía en cada caso, en una ciudad santuario las fuerzas del orden, como mínimo, no pueden preguntar a nadie por su estatus inmigratorio si no tienen “una sospecha razonable” de que esa persona haya cometido un delito o haya sido expulsada del país y haya regresado.
En esos casos, la aplicación de las normas de inmigración del Gobierno federal queda para las autoridades que dependen directamente de Washington o del estado en cuestión. En un país tremendamente descentralizado como EU, esa situación es el escenario perfecto para una serie interminable de conflictos jurisdiccionales y legales.
Por poner un ejemplo, la legalización de la marihuana a escala local, primero, y estatal, después, provocó infinitos incidentes en California durante la presidencia de George W. Bush. Ahora, se transforma en el arresto de dos o tres millones de ‘sin papeles’ que exigirá redadas masivas en barriadas enteras, romperán familias y crearán todo tipo de alteraciones del orden público. Choque de autoridades. La disputa tiene un componente casi hasta de choque de personalidades. Los alcaldes, ‘sheriffs’, y jefes de policía tienen en EEUU un poder inmenso, y reciben una exposición mediática mucho mayor que en España. De hecho, si hay un político en EEUU que pueda competir con Trump a la hora de crear división y actuar con arrogancia es el alcalde de la tercera mayor ciudad del país, Chicago, Rahm, Emanuel. Y ha sido Emanuel quien, precisamente, ha encabezado la resistencia a los planes de Trump.

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