Gran noche de Dylan en el Desert Trip

El músico se dedica sólo a cantar y a tocar (piano, armónica o guitarra), no tiene una sola interacción adicional con el público en poco más de una hora de presentación

Ni la nominación al Premio Nobel de Literatura inmuta a Bob Dylan. El estadunidense ejecuta sin complacencias para nadie, y aún así complace a todos con su sola presencia y voz rasposa, que se expande por todo el desierto de California.
El músico se dedica sólo a cantar y a tocar (piano, armónica o guitarra), no tiene una sola interacción adicional con el público en poco más de una hora de presentación; sin embargo, sus letras y ritmo folk-rock es suficiente para sacudir a los asistentes, como lo hizo el jueves pasado con su nominación literaria que engrandece su leyenda musical.
El final de su presentación en el “Desert Trip” comienza con su himno universal “Like a Rolling Stone”, en una versión apenas reconocible pero que emociona a los asistentes, que deben promediar más de cincuenta años.
Aunque el también llamado Oldchella (que remarca la longevidad del cartel: The Rolling Stones, Paul McCartney, Neil Young, The Who, Roger Waters) se realiza en los desiertos del Valle de Coachella, el clima es inmejorable.
Hay jóvenes y maduros que, por su apariencia y vestimenta, bien los pudieron haber sacado del Festival Woodstock.
Hay gente de todo el mundo. No pueden faltar los mexicanos ni latinos, muchos de los cuales acampan sobre los jardines del recinto, que es donde realmente comienza la fiesta con cervezas e interminables picnics a lo largo del día.
Es por ello que cuando comienzan los conciertos, a las 19:00 horas, la gente ya está ambientada y ansiosa. Bob Dylan hipnotiza con su canto de sirena y poesía y le deja la mesa puesta a los Rolling Stones, quienes salen con su set comprobado: su fascinación por “Angie”, su oscuro pacto con el diablo en “Sympathy for the Devil” y toda la maquinaria pasada con “Paint it Black” o la infalible pieza abridora “Jumping Jack Flash”.

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