Letras y Memorias

Muchas veces soñé con la responsabilidad de moldear mentes jóvenes. En esas fantasías vivas me veía como un profesor sabio al estilo de Aristóteles (guardando proporciones) cuando le enseñaba al Magno Alejandro; después me pareció fabuloso lucir como un “Indiana Jones”: dando cátedra de día y siendo un aventurero golpea nazis por la tarde.

Y en fechas más recientes, me proyectaba como el profesor John Keating, en la memorable “Dead Poets Society”.

Como sea que fuere, en mi cabeza siempre existió la idea de dar clases, de ser responsable de motivar a futuros profesionistas, y ahora heme aquí.

Hace casi tres años que inició esta aventura, la cual llegó a mí de forma muy similar a todas las aventuras que he tenido la gracia de vivir: sin esperarla. Así sin más, un día estaba alistando el velero para surcar hacia el mar de la enseñanza, enseñanza que resultó mutua porque, quien piensa que los profesores transmiten conocimiento de manera soberbia, sin aprender en ese rocoso día a día, piensa mal.

La nobleza de estar frente a un grupo de niñas y niños radica en que sin importar si eres el más grande genio de la historia, en todo momento vas a llevarte una enseñanza: desde conocer a un nuevo artista o la canción de moda, hasta el hecho de que las mejores letras y textos, pueden estar guardados en las manos menos esperadas.

Y si hoy escribo felizmente sobre esto, es por la ilusión que me genera esa mirada marcada en los rostros de mis pupilos, a quienes intento motivar y guiar para que en todo momento sean su mejor versión, que sean mucho mejores que yo.

Hoy, luego de varias semanas y sesiones, y después de un intercambio noble allá en el jardín de la preparatoria donde aprendo, me sentí con la necesidad de escribirles y dedicarles esto, no sólo a quienes comparten hoy conmigo, sino a quienes han estado llenando las aulas los últimos tres años; les brindo no sólo el texto, sino la emoción misma y el orgullo y honor que me da el poder compartir con ellas y ellos.

Aún cuando no siempre es sencillo, si tuviera la chance de repetir tal cual mi destino, no dudaría en entrar con miedo al ruedo, pero salir triunfante en medio de las risas, libretas y canciones de mis alumnas y alumnos.

¡Gracias a ellas y ellos por tanto! 

¡Hasta el próximo jueves!

Postdata: La clase de Literatura, la hacen ellas y ellos, la han hecho desde el inicio y así seguirá siendo. 

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