El gobierno de la transformación y cambio verdadero que busca consolidar el gobernador, Julio Menchaca Salazar, ha comenzado a confrontarse con una serie de problemas que ciertos grupos de poder han maquinado para tratar que el morenista caiga y otros que resultan de la herencia de casi 100 años del partido que fue hegemónico en la entidad.
Entre fraudes, estafas y triquiñuelas descubiertas, el pasado lunes fue evidente la desaparición de 11 estaciones del Sistema de Radio y Televisión de Hidalgo, tras no haberse renovado la concesión correspondiente, acto que marcó, sin duda, a cientos de hidalguenses que se han quedado sin los programas de radio que acostumbraba escuchar.
El problema con las estaciones de radio no sólo toca la parte de entretenimiento al que la población tiene derecho sino que ha sido un golpe para la radio pública y los informes de Protección Civil que en decenas de ocasiones fueron tan pertinentes para salvar vidas ante inminentes desastres naturales.
Así mismo los informes gubernamentales y aquellas noticias de gran relevancia para población cuyo medio de comunicación no era otro más que la radio y en este caso la radio hidalguense. ¿Dónde recibir los apoyos del gobierno, las jornadas de salud y vacunación y otra información que se transmitía por estas estaciones?
Pero hay un punto muy importante, el tema de la democracia, ¿Dónde quedarán los anuncios de los órganos electorales? ¿Qué harán el Instituto Nacional Electoral (INE) y el Instituto Estatal Electoral de Hidalgo (IEEH)? ¿Cómo sustituirán el canal de comunicación que tenían mediante el uso de la radio pública?
Sin duda, el tema de la negligencia cometida por funcionarios públicos cuya responsabilidad era hacer los pagos y renovaciones correspondientes para mantener dichas estaciones de radio en Hidalgo, permeará en la vida democrática de Hidalgo, en donde nuevamente el pueblo “ese que en este gobierno es prioridad” será el más perjudicado, porque es cierto que en regiones alejadas de la capital hidalguense y otras ciudades, hay comunidades en donde no hay internet y en caso de haberlo es muy caro para los habitantes.
Recordar comunidades de Tepehuacán de Guerrero, como en la que Julio Menchaca Salazar cerró campaña, es reconocer que el servicio de internet es caro como para intentar creer que la gente escuchará radio por internet. La ausencia de las 11 estaciones de radio ha dejado ver no solo la ineptitud de funcionarios públicos de todos los niveles, sino la realidad en la que está sumergida la entidad, ya que sin duda, este golpe será más cruel y menos llevadero para la gente más necesitada, aquellos que no cuentan con internet ni en sus casas ni en sus celulares o casa.
Sin la radio pública, se van avisos importantes, se da un golpe severo en contra de la democracia y los procesos políticos, que aunque se escriban de forma muy coloquial representan gran parte de la vida pública y política de la entidad. Por lo anterior una disculpa tan vana como: “no me dí cuenta”, “se me pasó”, “no sabía que lo tenía que hacer”, además de reflejar la ignorancia, falta integridad, muestra el grado de estupidez por parte de los responsables y deja al descubierto algunas escenas que podrían conducir a diversas líneas de investigación.
Hoy una disculpa no es suficiente, tampoco lo es una sanción de tipo administrativo, el error que pudo no haber sido, debe pagarse conforme a la valoración de las afectaciones ya que no sólo desaparecieron 11 estaciones sino que se dejó en el desamparo a cientos de personas cuyo único medio de comunicación es la radio.