Gobierno de AMLO no es responsable de un menor crecimiento

NÚMEROS CLAROS

    •    La oposición se aferra en culpar al presidente del raquítico crecimiento en la economía nacional, lo cierto es que la economía mundial se encuentra estancada


Los bancos centrales en el mundo siguen experimentando para enfrentar el lento crecimiento de las economías nacionales y de la economía mundial después de la crisis de 2008. La consigna es fortalecen los apoyos a la economía, la cual parece inerte e ignorar los estímulos económicos; de tal forma que al menos una docena de bancos centrales en el mundo han bajado sus tasas de interés en los últimos meses, la Reserva Federal de los Estados Unidos (FED) entre ellos, en su afán por estimular el crecimiento de sus economías y, en algunos casos, hacer aumentar la inflación, la cual se debilita dentro del contexto de la guerra comercial entre los Estados Unidos y China.
Como en 2008, los bancos centrales de Australia y Nueva Zelanda tomaron la iniciativa y bajando sus tasas de interés, anticipando los movimientos de las instituciones monetarias y propiciando un movimiento que parece continuar entre los bancos centrales de todo el mundo, bajo un esfuerzo por estimular el crecimiento económico y la creación de empleos.
Aunque en México la oposición se aferra en culpar al presidente Andrés Manuel López Obrador del desplome del raquítico crecimiento con que venía desempeñándose la economía nacional, lo cierto es que la economía mundial se encuentra estancada y el proteccionismo comercial que promueve el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, no abona a reactivar el comercio y el crecimiento mundial.
No se trata de una nueva crisis financiera mundial, sino de la incapacidad de los bancos centrales y gobiernos de sacar del atasco en que la crisis de 2008 hundió a la economía mundial. Se trata pues, de un conjunto de elementos que están influyendo sobre las perspectivas de crecimiento de los países desarrollados y emergentes; que ponen en evidencia la incapacidad de las economías de crecer pese a los estímulos económicos de los bancos centrales o de crecer sin crear empleos, como en el caso de Alemania; bajo un contexto donde los conflictos comerciales están afectando la inversión y aumentando los riesgos.
Los temores planteados por la desaceleración del crecimiento en China, principal socio comercial de los Estados Unidos y acreedor, está frenando el desarrollo del mercado inmobiliario y frenando el consumo de los hogares en este último país. Para muestra un botón; el banco central de la India a principios de junio redujo su tasa de interés principal en 0.25 puntos y la situó en 5.75%; luego replicaron los bancos centrales de Malasia, Filipinas, Indonesia, Corea del Sur, Sudáfrica y Turquía que, a finales de julio, redujo su tasa principal en 24% para dejarla en 19.75%; recientemente la FED, bajo el argumento de la caída de la inflación, han seguido el ejemplo y seguramente el Banco Central Europeo hará lo mismo.
¿Dónde está la responsabilidad del gobierno del presidente de México en la desaceleración del crecimiento mundial? Evidentemente, la responsabilidad del mandatario mexicano sólo puede estar fincada en su no actuación frente a la caída de la demanda mundial de materias primas y de manufacturas; pero él está actuando al destinar una gran cantidad de recursos federales para atender los programas sociales de los jóvenes y ancianos, al atender los problemas de seguridad y crear la guardia nacional, al invertir en infraestructura; todo ello, deberá estimular el consumo interno. Sin embargo, ante la magnitud del problema no será suficiente, se requerirá de buscar dentro del mercado interno consumidores para los productos mexicanos que no puedan exportarse por la caída de la demanda internacional.
Es preciso ahora que, el Banco de México, más que alimentar la especulación sobre el crecimiento del PIB en 2019, trabaje en una estrategia para hacer frente a la desaceleración de la economía mundial y caída del comercio internacional. Será preciso que el banco cree las condiciones para poner en práctica políticas fiscales que estimulen la inversión y el crecimiento, sabiendo que el camino actual está lleno de riesgos externos no internos alimentados por las políticas del gobierno federal, lo cual ha venido propagando la oposición, desacreditando al gobierno, creando nuevas burbujas especulativas.

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