
RETRATOS HABLADOS
Sobreviviente de verdaderos impactos mortales contra el sistema político hidalguense, personaje favorito para la práctica de la piñata por su estilo que no cambia ni un ápice, enemigo irreconciliable de los personajes de la izquierda de Hidalgo, Gerardo Sosa Castelán, empieza a perfilarse como caso único en el sistema de poder de la entidad, y ganar a pulso el calificativo de inmortal.
Más allá de que se esté o no de acuerdo con su quehacer político, un hecho concreto a estas alturas de la vida, es que solo quienes han dedicado parte de su vida a documentar su pasado ligado a federaciones de estudiantes porriles, dan testimonio de estos hechos; pero un buen número de egresados de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo, lo consideran el personaje central que detonó el crecimiento en infraestructura y también en lo académico de la institución, aún cuando nadie lo pudiera haber esperado.
Hábil como pocos para moverse en las altas esferas del poder, Sosa Castelán vivió el peor momento de su complicada carrera, al ser detenido en el actual sexenio del presidente López Obrador, y pasar una buena temporada en el penal de Alta Seguridad de Almoloya. Sin embargo, logró salir y recuperar los recursos económicos que había depositado Credit Suisse, un banco recientemente desaparecido.
Cualquiera que sea el destino de los recursos económicos citados, y sí es o no cierto que servirán para apoyar las campañas de candidatos de Morena al Congreso federal y estatal, el hecho fundamental es que el hombre fuerte de la UAEH, conserva casi incólume el poder, ya no solo al interior de la institución educativa, sino en el propio partido del Jefe de la Nación.
Es pues un caso singular, que ha visto pasar a sus más acérrimos enemigos, algunos incluso ya difuntos, sin perder un ápice de su poder, y ser fiel de la balanza en cualquier movimiento político del Estado.
Su capacidad de sobrevivencia sería, por sí misma, un elemento a ser analizado a fondo, y sin duda posibilidad de aprendizaje para otros personajes de la política hidalguense que han brillado mucho, pero se han apagado casi de manera inmediata.
Porque resulta que ninguno de sus contemporáneos, en el asunto del ejercicio del poder ha sobrevivido, y quienes lo han hecho no son ni la sombra de lo que fueron.
No es el caso de Sosa Castelán, y sin duda, hasta por elemental curiosidad para quien guste del análisis político, merece eso, un análisis ajeno ya a la moda que duró varios sexenios de pegarle al que se moviera.
Porque sin duda se trata de uno de los políticos que buscó, en un primer momento y por los cauces de la tradición, escalar en los cargos de elección popular, para después romper en definitiva con su partido, el PRI, y poner en práctica un juego riesgoso para acercarse al hoy presidente de la República. Lo logró, pero también descuidó un aspecto que era vital en su táctica: estudiar de manera exhaustiva a quien pretendía aliarse.
De tal modo que logró y no ese objetivo, pero el hecho sustancial es que es el personaje con más fuerza al interior de Morena-Hidalgo, y nadie puede desconocer que buena parte de la bancada de diputados federales y locales, le deben todo.
Así que, quiera uno creerlo o no, es un hecho que está de regreso, que por principio de cuentas designó a un nuevo rector que, a partir del análisis que hizo, permite un acercamiento real con el gobernador Menchaca.
No, no estuvo ni cerca de la muerte política, aunque todos así lo señalaban. Por el contrario, ya está de regreso, y bajo ninguna circunstancia ha descartado llegar a ser Gobernador de Hidalgo.
Mil gracias, hasta mañana.
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