#ENTRE EL CALLEJÓN Y EL TENDIDO
• Se cumplen ochenta y tres años del asesinato de Federico García Lorca, sin duda el más trascendental integrante de la taurinísima Generación del 27.
Estimados Amigos, con el gusto de saludarlos a través de este espacio de Plaza Juárez. Federico García Lorca, el Andaluz Universal que llenó una enorme página de la Literatura Española, la madrugada del día 18 de agosto de 1936, traspone el umbral de la inmortalidad, paradójicamente asesinado en un acto de la sinrazón humana; asesinado por cuestiones más allá de la política o las creencias religiosas de sátrapas y tiranos; asesinado por la cobardía cultivada en la ignorancia, asesinato que al final de cuentas se vuelve contra el victimario, que pretendiendo apagar una voz, con su infame acto, solo logra avivarla haciéndola trascendente y eterna.
La tarde del 16 de agosto de ese año, fue aprehendido en la casa de su amigo Luis Rosales, donde se ocultaba al sentirse más seguro en ese lugar por ser Rosales miembro de la Falange Franquista, fue trasladado al Gobierno Civil y posteriormente al pueblo de Víznar, al Cortijo “La Colonia” pasando allí su última noche; la madrugada del día 18, aunque hay quien asegura que pudo haber sido el día 19, Federico García Lorca, el maestro Dióscoro Galindo, y los banderilleros Francisco Galadí y Joaquín Arcollas, son sacados del Cortijo, para supuestamente trasladarlos a Alfacar, sin embargo en un punto no establecido del camino, los cuatro hombres son ejecutados. ¿La razón? por ser ateos, de izquierdas y anarquistas, así la naciente dictadura asesinó a la poesía.
Sin duda García Lorca fue el más trascendente de los integrantes de la denominada Generación del 27, que estuvieron estrechamente ligados a la más bella de las fiestas, la Fiesta Brava, pero Federico fue el que más significación tuvo en el medio taurino, ante todo por la estrecha amistad que cultivó con no pocos taurómacos y en especial con el Matador de Toros Ignacio Sánchez Mejías, muerto por cornada en Manzanares en 1934.
Federico manifestaba su abierto apoyo y gusto por la tauromaquia expresando que: “El toreo es probablemente la riqueza poética y vital de España, increíblemente desaprovechada por los escritores y artistas, debido principalmente a una falsa educación pedagógica que nos han dado y que hemos sido los hombres de mi generación los primeros en rechazar. Creo que los toros es la fiesta más culta que hay en el mundo”.
Es su obra pródiga en temas gitanos –tan ligados a lo taurino-, encontró su expresión plena en “El Romancero Gitano” y que culminaría, precisamente, con el “Llanto por Ignacio Sánchez Mejías”, Elegía con la que García Lorca rinde homenaje al amigo trágicamente muerto; aquí aparecen las palabras que rigen la obra literaria de Federico, tragedia y muerte-muerte y tragedia, recurrentes en cada poema, en cada texto, como presagio del propio fin del poeta.
Por lo demás no quisiera pensar la gran soledad de Federico durante los días de encierro, fue prendido el día 16 de Agosto, su miedo, su terror de Caracol Aventurero, “Ante el bosque sombrío/El caracol se aterra/Quiere gritar. No puede/Las ramas se le acercan”, y finalmente en la madrugada del día 18, sin una luna que llegara a la fragua, sin gitanos que acudieran tocando “el tambor del llano”, un pelotón le dispara dejando “su cuerpo lleno de lirios y una granada en las sienes”, quebrando su talle “como caña de maíz”, ¿tendría acaso, como “El Camborio”, la dicha de que un Ángel marchoso pusiera su cabeza en un cojín?.
Ahora ochenta y tres años después de su infructuoso sacrificio Federico García Lorca continúa vigente.
Por ahí nos vemos ENTRE EL CALLEJÓN Y EL TENDIDO, si Dios lo permite.