Ganó el producto del caos

–    A pesar de que el discurso que el candidato republicano utilizó durante su campaña atacó abiertamente a mujeres, latinos y musulmanes, los norteamericanos más conservadores decidieron darle su voto porque representaba una opción fuera del modelo del político tradicional

La semana pasada fuimos testigos de un reclamo más de la ciudadanía a la clase política tradicional. Los ciudadanos estadounidenses, eligieron como su presidente a Donald Trump, uno de los personajes políticos más controversiales del mundo.
A pesar de que el discurso que el candidato republicano utilizó durante su campaña atacó abiertamente a mujeres, latinos y musulmanes, los norteamericanos más conservadores decidieron darle su voto porque representaba una opción fuera del modelo del político tradicional, les prometió estar cercano a ellos y expresó reclamos que tal vez muchos guardaban en secreto.
Hillary tuvo, en mi opinión, una mejor campaña al organizar a diversos grupos sociales e incluirlos con la promesa de defender sus derechos, pero muchos decidieron no votar por ella porque sienten que el gobierno demócrata se alejó de la ciudadanía a lo largo de 8 años en el poder y nunca escuchó su voz en las decisiones tomadas.
En las redes sociales y en medios de información es posible leer las declaraciones de votantes que eligieron a Trump a pesar de pertenecer a una minoría. Votaron por el republicano, dicen, porque en sus mandatos el gobierno de Barack Obama nunca escuchó su opinión para tomar decisiones, además de que se encargó de gobernar para unos cuantos.
El mensaje ha sido claro: no me das un buen gobierno, un gobierno cercano, no vuelvo a votar por ti.
El triunfo de Donald Trump, sumado al Brexit y al voto contra el acuerdo de paz en Colombia, puede provocar que surjan en el mundo más personajes que basen sus campañas políticas en discursos agresivos, de odio, con promesas difíciles de cumplir, pero que conecten con las necesidades y los reclamos de la ciudadanía. Una vez más, el origen del caos.
La única manera de responder al reclamo social sin caer en el populismo es recuperando la confianza de la ciudadanía e incluirla en la toma de decisiones para hacer política.
En nuestro país, hay que partir de un ataque frontal contra la corrupción, en el que se castigue a todo aquel que haya usado recursos públicos para su beneficio; asimismo, implementar herramientas y prácticas que garanticen la transparencia en el uso de recursos, y presentar propuestas realizables durante las campañas políticas.
Es necesario escuchar la voz de los ciudadanos antes de tomar una decisión que puede afectar a millones de personas, ellos son quienes realmente sufren o gozan los cambios que promovemos.
Los partidos políticos son necesarios para poder realizar todos los proyectos que el país y los ciudadanos necesitan, pero hay que poner orden para garantizar que el servicio público realmente beneficie a la ciudadanía, sobre todo escuchando la voz de los mexicanos.
Sólo de esta manera podremos evitar que nuestro país sea un ejemplo más de personajes que se ayudan de la demagogia y el populismo para llegar al poder. Sólo así evitaremos replicar en México el fenómeno Trump.

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