Gallinas

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Gallinas

EL PEQUEÑO TIMMY 

Hay momentos en la vida que se necesitan de algunas crisis para poder seguir adelante, momentos que generan episodios cardíacos pero que nos hacen crecer como personas cuando se afrontan con tenacidad e inteligencia. Cuando por el contrario, sólo hay necedad y resistencia al cambio, cualquier proyecto sucumbe ante la inactividad y la falta de proyección. 

Hace años que la lucha campesina en Hidalgo está representada por un par de organizaciones campesinas que han sabido sortear las olas de la política y la negociación; por su parte, las otras organizaciones se han quedado en el rincón más oscuro como muñecas y muñecos viejos de trapo, lo más triste no es esta situación sino en que se aferran a vivir en un mundo que ya no los conoce. 

Hay gallinas de corral que son más productivas, hoy los líderes de varias organizaciones campesinas parece que lo único que esperan es recibir maíz, de la misma mano que en el pasado amenazaban con manifestaciones, paros y demás manifestaciones que se nutrían con miles de seguidores. Hoy esas multitudes se han marchado, cuando la gallina gorda comió bien, se olvidó de compartir con las demás y ahora que necesita alimento ya no tiene quien la respalde. 

Si a lo anterior agregamos los signos de vejez y lo rancio que resultan modos que en su tiempo funcionaron para “presionar” a cuanto político había, la mayoría de organizaciones campesinas de Hidalgo están consumadas, respiran de milagro y a diferencia de otros moribundos aquí ni zopilotes rondan en el aire, porque no hay sobre qué posarse. 

Durante las campañas políticas, organizaciones campesinas aglutinadas en el Congreso Agrario Permanente (CAP) organizaron casi de manera secreta ante la opinión pública, reuniones con cada uno de los candidatos, y en estas mismas reuniones se pudo constatar en decenas de veces lo precario, decadente y “jodidas” que están dichas organizaciones. 

Imaginen que al entonces candidato siempre perdedor a la gubernatura, Francisco Xavier Berganza Escorza, un líder campesino le pidió que les “cantara” unas canciones. Sí, le dijo: “usted va a perder, como candidato no sirve, pero ya que está aquí y que no trajimos músicos, cante una de esas canciones que eran éxitos cuando usted era joven, ya de perdis”. 

También es pertinente recordar la cara de sorpresa del equipo de campaña de Carolina Viggiano Austria, quienes al llegar a los salones Perla, imaginaban que el encuentro con organizaciones campesinas sería una reunión con al menos 10 mil campesinos agremiados en al menos 13 organizaciones; es decir, menos de mil por agrupación, pero al llegar y sin poder cancelar, perdieron más de dos horas que la candidata pudo bien aprovechar recorriendo cualquier calle de Pachuca.

Aún así, sin gente, sin mayores peticiones que un par de canciones, hubo algunos líderes que le hicieron el desaire al candidato común y ahora gobernador electo, Julio Menchaca Salazar, ahora quizá estén arrepentidos, o quizá estén alegres de que la oposición vaya a ser gobierno, porque al fin van a poder salir a las calles a manifestarse en contra del gobierno y de la falta de apoyos, lo que nunca hicieron con el partido afín a sus ideas en el poder. 

Aún así, la lucha campesina no deja de percibirse como vieja, ridícula y arcaica, veamos cuántas organizaciones campesinas se consumen en el próximo sexenio, porque como dijimos anteriormente, respiraban de milagro, ahora ya ni para caldo funcionan estas gallinas.