Futbol negocio

El Ágora 

Gerardo Vela*

Otra vez la sombra de lo absurdo toca a la puerta del futbol mexicano. Otra vez las decisiones financieras se ponen por encima de lo deportivo. Otra vez y como siempre, los más castigados son los futbolistas jóvenes, para quienes cada vez hay menos opciones de desarrollo profesional a través de la pelota, y para los aficionados que, por descabellado que parezca, seguimos buscando razones para amar un deporte cuyo mayor atractivo reside, históricamente, en las conquistas de lo colectivo.  


Los dueños del futbol, círculo que en su núcleo es seguramente mucho más cerrado de lo que alcanzamos a imaginar, tomaron la decisión hace unos días, cual niño rico de la cuadra que emberrinchado recoge su balón porque no le dejan organizar la reta como él quiere, desaparecer la hasta ahora conocida como Liga de Ascenso, es decir, la segunda división del balompié profesional en nuestro país. 


No merece la pena, al menos para efectos de esta columna, hacer una relatoría exhaustiva de cómo es que primero sometieron a votación el tema entre los dueños de los equipos del Ascenso, para después aprobar en definitiva dicho proyecto en la asamblea de dueños de primera división, pues al final, lo cierto es que el daño está hecho y que, haciendo gala de un oportunismo voraz en el contexto de la pandemia por el Covid-19, fue que se logró validar en “fast track” una propuesta que se venía cocinando hace algún tiempo.


Es evidente que muchos de los equipos del Ascenso, que en circunstancias normales se habrían negado a aprobar esta iniciativa, se vieron ahora acorralados contra la pared ante la crisis económica que implica el paro de actividades no esenciales y eventos multitudinarios.   


Así, al menos por cinco temporadas no habrá ascenso ni descenso en el fútbol de nuestro país. Algo que en otros países, especialmente en aquellos de gran tradición futbolística, tanto europeos como sudamericanos, sería completamente impensable, es ahora una realidad para nosotros. ¿Dónde quedará, entonces, la verdadera competencia deportiva?, ¿qué pasará con los futbolistas y los aficionados de tantas plazas del país que soñaban con ver a su equipo subir a primera división?, ¿cómo repercutirá esto en el máximo circuito, la Liga MX, que tiene de por sí una calidad tan mediocre?
La versión oficial es que la Liga de Ascenso no desaparece, sino que se le cambia de nombre y que la decisión tiene por objeto sanear la grave problemática financiera que ésta ha venido arrastrando. Se dice también que la intención, en lo deportivo,  es impulsar al crecimiento de los futbolistas mexicanos, pues la idea es crear, ahora, una liga de desarrollo. Pero, ¿no podía haberse hecho todo eso sin borrar el descenso y el ascenso?, ¿en qué lugar quedan, además, las categorías juveniles ya existentes?
Piensa mal y acertarás. Todo esto tiene pinta de que se pretende consolidar alianzas con la MLS, aprovechando la coyuntura del mundial de 2026, apostando desde ahora por una visión deportiva y empresarial “americanizada”, con miras a la eventual creación de una “liga norteamericana”. Esto, en lugar de que se prioricen proyectos propios, basados en mejorar verdaderamente el nivel del fútbol nacional. ¡Qué lejos estamos de los tiempos de aquellas buenas participaciones en Copa América y Copa Libertadores!


La pelota no se mancha, dijo alguna vez Diego Maradona. ¡Ah, pero como se esfuerzan por hacerlo los dueños y dirigentes del fútbol mexicano!
 
*Abogado y profesor del Tecnológico de Monterrey
Twitter: @GerardoVela
 

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