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FRENTE AMPLIO POR MÉXICO

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FRENTE AMPLIO POR MÉXICO

FAMILIA POLÍTICA


“Ante el poderoso adversario común,
sólo la fuerza de la unidad podrá liberarnos”.
P.G.H.

La búsqueda del poder es una inquietud que, en mayor o menor grado, todo individuo trae consigo desde el momento de su nacimiento (¿o de su concepción?). Independientemente de todos los tratados en esta materia, nos ubicaremos en el México y en el Hidalgo de los últimos años.

Cuando un grupo de ciudadanos aspira con seriedad a obtener el poder legítimo, en los términos que nuestro sistema político establece en la Constitución General de la República, su camino es constituir un partido político. Así, las sociedades permiten que las diferentes ideologías puedan manifestar su oferta, aún sin partido, en busca de la ansiada mayoría. Nuestro país tiene en este sentido un largo historial: realistas contra insurgentes, en la Independencia; conservadores contra liberales, en La Reforma; los mismos conservadores contra los revolucionarios, en las diferentes etapas de La Revolución Mexicana; encontrándose en la post revolución cuatro partidos tradicionales, algunos propiamente representativos ante la fuerza de aquél que emergió con brío del recio proceso revolucionario. A mediados del siglo pasado, durante buen tiempo ocuparon el panorama: el PRI (PNR,PRM 1929); PAN (1939); PARM (1954) y PPS (1948). Desde luego, el primero se convirtió en mayoritario y el segundo en la oposición tradicional que surgió como reacción ante la expropiación petrolera.

Desde luego, no hay situación histórica que sea eterna, los tiempos no detienen su cíclico transcurso y las circunstancias van radicalizando las diferencias entre las expresiones partidistas, hasta que se pierde la hegemonía de alguno de ellos, generalmente como víctima de sus propios errores y abusos, que lo conducen a la derrota.

Así, poco a poco, los partidos tienen menos ciudadanos y hay más ciudadanos sin partido. A este último reducto se le denomina “Sociedad Civil”, no a juicio de todos, pues hay quien argumenta que todo conglomerado es, por naturaleza, civil; pero así crecen y se consolidan las connotaciones y denotaciones en materia política.

Después del largo periodo de predominio de un solo partido, se dio la alternancia en el poder con expresiones diferentes. La Derecha accedió en dos ocasiones al ejercicio del mandato democrático y la llamada Izquierda, una, de la cual estamos viviendo los primeros cinco años. El Partido largamente mayoritario consiguió un efímero triunfo, antes de que se diera lo que al parecer es su caída definitiva.

El nuevo panorama aparece y se consolida bajo el liderazgo de un solo Movimiento y de un solo hombre, que pasa la mayor parte de su tiempo en campaña, no en actos de gobierno. Su meta es conservar el poder, no hacer un buen gobierno.

Con innegable aceptación por parte de la gente, dadas las medidas y el discurso populistas, un alto porcentaje de potenciales electores sigue fiel a esa bandera, a pesar de los evidentes fracasos del grupo en el poder. La oposición, más bien, las oposiciones, permanecían desvalidas ante la sostenida popularidad del Mesías. Nada se advertía que pudiera presentarse un contrapeso democrático serio, personificado en algún (o alguna) ciudadano (a) que despertara un optimismo similar al que nutre la aureola del caudillo, quien transmite a los ojos de la opinión pública nacional e internacional, la imagen de un moderno Luis XIV, quien decía en la Francia de los siglos XVI y XVII: El Estado soy yo.

Así las cosas, recientemente irrumpió en el panorama político mexicano, la figura poderosa de una mujer de humilde origen: hidalguense, ágil de mente, lenguaje florido, valiente, con preparación profesional fuera de serie y capaz de despertar entusiasmo en crecientes porcentajes, en los diferentes estratos sociales del país. Esa maravilla es la Ingeniera Xóchitl Gálvez Ruiz. Nativa de Tepatepec, cabecera del municipio de Francisco I. Madero

Hace poco más de una década se enfrentó electoralmente al partido entonces mayoritario y a todas sus estructuras. Sufrió una derrota que la hizo crecer políticamente. Se debe puntualizar que el gobierno panista de Fox, mediante el afamado método de los Head Hunters (buscadores de talentos), la descubrió y la hizo responsable de los Pueblos Indígenas, en donde desarrolló una excelente labor; de ahí saltó a la Jefatura Delegacional de Miguel Hidalgo, en la CDMEX, después al Senado de la República, de donde se proyectó a la dirigencia del Frente Amplio por México, rumbo a la candidatura a Presidente de la República.

En un novedoso ejercicio democrático, se pretende unir las fuerzas de los tres partidos políticos más representativos. Con unidad frente al adversario común de fuerza descomunal (la del Estado) y condición ética discutible. Para el Frente Amplio por México, es un reto. Aquí estamos las manifestaciones partidistas, hombro con hombro junto a la sociedad civil, dispuestas a trabajar por el triunfo de la democracia, en respaldo a la personalidad sencilla pero poderosa e institucionalmente firme de nuestra ilustre paisana. La tarea no es fácil, pero tenemos candidata y tenemos pueblo ¡Vamos a ganar!