CINE DE MAÑANA

En esta ocasión vamos a hacer un pequeño repaso por el cine apocalíptico y hablaremos de “12 horas para el fin del mundo” de Dmitri Kiselev, un filme que añade un drama familiar a la mezcla catastrófica

Uno de los escenarios más socorridos que vaticina el fin del mundo es el choque de un asteroide, que van desde la clásica “Cuando los mundos chocan” de Rudolf Mathe, pasando por “Impacto final” de Mimi Leder o “Armageddon” de Michael Bay.

Lo primero que salta a la vista en “12 horas para el fin del mundo”, a cuya premier nos invitaron las buenas amigas de ZIMA, es que se trata de una cinta rusa de Dmitri Kiselev.

El guión de Anatoli Velvy, Verónica Ustimova y Tevgeni Yegorov va más allá de los efectos especiales y añade un conflicto familiar al asunto.

El cosmonauta Arabov (Anatoli Belyv) cuida desde la estación espacial MIR, a su hija adolescente Lera (Verónica Ustinova), quien ha quedado traumada por un incendio en un elevador del que su padre no pudo rescatarla.

Arabov utiliza todas las cámaras y dispositivos a su alcance, para advertir a su hija de la lluvia de meteoritos que destruye su ciudad natal.

El director de “Chernobyl” da un ritmo vertiginoso a la inverosímil historia con una espléndida edición de Alexei Kumansky y unos buenos efectos especiales de Anna Abragina.

Mira resulta pues una visión distinta del apocalipsis y en ello radica su mayor atractivo.