Fiesta en el hormiguero de la democracia

Fiesta en el hormiguero de la democracia

LAGUNA DE VOCES

Sabíamos, con absoluta claridad, que tarde o temprano acabaríamos por dañar uno de tantos millones de mecanismos con los que La Tierra, el planeta nuestro, se protege contra sus propios errores de fabricación, porque sus fabricantes, nunca tomaron en cuenta que tendría que enfrentar la manía de sus usuarios de querer destruirla, nada más porque sí, o porque pretenden, de ese modo, adelantarse a lo que finalmente hará cada determinados millones de años, la máquina más perfecta, que se supone era a prueba de todo.

Así que ni preguntarle, porque la única forma que tiene de defenderse, es deshaciéndose de unos cuantos miles de sus inquilinos, con terremotos, volcanes en erupción, tsunamis hoy tan de moda, inundaciones, huracanes, y todo lo que a usted se el pueda ocurrir, pero que, como habrá visto, se reducen a pocas acciones, se diría que hasta ridículas si se compran con los miles de formas que los humanos, hemos inventado para responder con más y más destrucción.

Asegurará que la onda de calor que padecemos es otra de las maldades del planeta, pero es evidente que no, que todo eso tiene como origen al ser que la habita, que aunque infinitamente pequeños ante lo que ella, La Tierra, representa, es peor que hormigas desquiciadas que quieren acabar con el maldito que las pisotea, nadamás porque le provocan miedo.

Y fíjese que nos hemos convertido en expertos para dañar miles y miles de mecanismos de auto defensa que el planeta tiene, a fin de evitar un colapso mayúsculo que, de una vez por todas, dejaría sin vida a todos y cada uno de los moradores de esta nave gigantesca que es el hogar de todos. Pero ni con esa tendencia al suicidio colectivo, hemos provocado que se ponga en marcha el mecanismo de auto destrucción total y masiva.

Lo cierto es que La Tierra se ha acostumbrado a convivir y pelear con sus moradores, a soportarlos, a tundirlos cuando es necesario, y no pocas veces a imponer respeto con un diluvio, al que seguirá la lluvia de fuego. A ver si con miles y miles de antorchas humanas por todos lados, por fin dejamos por la paz esa manía de hormigas desquiciadas, que buscan pelea con quien las ve así, como hormigas.

Por eso no caiga en el alarmismo de que el cambio climático es la antesala del fin. No es así, si acaso un enojo ya considerable del planeta, pero nunca para extinguir a toda la raza humana.

Hoy habrá más calor. Pachuca a 29 grados centígrados por la tarde, resulta algo curioso, y hasta alarmante. Pero no será el fin de todo.

Sépalo.

La Tierra todavía nos tiene paciencia, porque se ha acostumbrado a nuestro proceder, a que, en vez de dedicar más recursos y dinero al cuidado del medio ambiente, no se diga de sus propios congéneres, se opte por echarlo todo a campañas políticas inútiles que a estas alturas ya nadie entiende su razón de ser, porque si un tiempo fue por el cambio, luego de tantos intentos fallidos, la mera verdad no existe apuesta alguna que despierte el interés ciudadano.

Pero por lo mientras, y esto es más importante, al planeta le interesa poco la forma como sus hormigas moradoras, deciden la elección de sus hormigas dirigentes, desde el presidente hasta el alcalde. Sabe que son marrulleras, tramposas, alevosas cuando se trata de ver quién asume el poder, y pasados apenas unos años, ya estarán locas de soberbia y voracidad, pero sin impacto alguno en los mecanismos de auto defensa con que cuenta.

Apenas son arañazos a su chasis de acero.

En tanto, que siga la fiesta de la democracia en el hormiguero.

Mil gracias, hasta mañana.

Mi Correo: jeperalta@plazajuarez.mx/historico/historico

X: @JavierEPeralta

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