
Tizayuca.- Fieles católicos acudieron a las parroquias en el municipio de Tizayuca, para recibir la cruz de ceniza, con la que recuerdan la pasión, muerte y resurrección de Cristo.
En la Iglesia del Divino Salvador, el personal colocó durante el día la señal en la frente de los creyentes.
Cabe destacar que con esta actividad, inicia la Cuaresma, que son 40 días de preparación para la Semana Santa y finaliza el Jueves Santo; en este tiempo se recuerdan 40 días de ayuno de Jesús en el Desierto, 40 años del pueblo de Dios en el desierto, 40 días que Moisés transcurrió en el Monte Sinaí o 40 días de diluvio que sorteó Noé.
En la parroquia del Divino Salvador, contaron con una carpa en la que tenían sobres con las cenizas, que brindaron para las personas que no pueden acudir personalmente a tomarla, por enfermedad .
Con un horario de nueve de la mañana a nueve de la noche, los feligreses fueron acudiendo en el transcurso del día, y para tomarla no fue necesario que escucharán Misa, y los ministros colocaron la ceniza cada media hora.
La ceniza que les colocaron es de las palmas del Domingo de Ramos del año anterior, y durante este período, los ornamentos del altar y del sacerdote son de color morado.
Los fieles que acuden reafirmaron sus creencias, como en el caso de la señora Clara y su esposo, quienes acudieron en la tarde, y refirieron que es una costumbre que les enseñaron sus padres, y que con el pasar de los años, acuden a la Iglesia para recibir la ceniza, además de que en este día un buen católico debe de hacer ayuno y comer ligero sin carne, esto con la finalidad de prepararse para Semana Santa, donde se recuerda la vida y enseñanza de Jesús.
Finalmente, en el transcurso del día, los creyentes acudieron en diversos horarios, en todas las Iglesias que hay en la región, los padres así como los ministros, colocaron la ceniza en su frente, y manifestaron que es tiempo de conversión, de arrepentimiento, de fuerte evangelización para llevar al bautismo a los no Cristianos; reconciliación con Dios y con el prójimo, invitación a una purificación e iluminación y la mayor frecuencia del Sacramento de la Eucaristía, tiempo de penitencia y conversión.