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Fidel ha trascendido en la humanidad

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Fidel no se le debe juzgar por el comportamiento de sus hijos, de su descendencia, sino por su transparencia y coherencia a lo largo de su vida

Fidel trascendió más allá de la Sierra Maestra, más allá de Santiago de Cuba, su ejemplo y sus ideas han trascendido su país. Fidel ha dejado de ser cubano, para desde ahora convertirse en un hombre universal; al igual que Saint-Simon, Charles Fourier, Robert Owen, Karl Marx, Federico Engels, Vladimir I. Lenin y tantos otros ideólogos que han entregado su vida a buscar un mundo mejor para la humanidad, Fidel desde ahora ha pasado a formar parte de esos hombres convencidos de que existe un mundo mejor para los seres humanos, lejos de la pobreza, de la miseria, de la explotación y la segregación racial.

A Fidel no se le debe juzgar por el comportamiento de sus hijos, de su descendencia, sino por su transparencia y coherencia a lo largo de su vida; por su consecuencia para actuar en la práctica de acuerdo con las ideas que asumió y desarrolló. Él no propuso tomar las armas para derrocar a un tirano que ultrajó su patria y se escondió luego en un café con sus amigos para hablar de revolución, ¡no!, él tomó las armas y estuvo siempre en la primera línea de fuego en el asalto al Cuartel Moncada en 1953, en el desembarco del Granma en 1956, en la Sierra maestra y hasta el triunfo de la revolución en 1959; en la invasión de Playa Girón y la defensa de la soberanía de Cuba en 1961 y a lo largo de su vida al frente del gobierno de su país.

Fidel ha muerto, su cuerpo ha cedido ante la carga de los años, pero lo ha hecho para trascender en la humanidad y vivir eternamente en su pensamiento revolucionario, en su visión sobre la construcción del socialismo, en lo que debería ser esta etapa del desarrollo histórico de la sociedad impostergable, la cual llegará a imponerse tarde o temprano como lo hizo el capitalismo al feudalismo, en sus propuestas de solución a los problemas de construcción del socialismo; en su propia visión del internacionalismo cubano que llevó a sus soldados a unirse en la lucha contra el colonialismo en Asia, África y América latina, para más tarde transformar esas fuerzas por tropas de médicos, profesores y profesionales para ayudar a sacar a muchos países del subdesarrollo.

Indudablemente, el 75% de la población que ha nacido durante los años de revolución, iniciados el 1 de enero de 1959, no eligieron vivir en la Cuba socialista, pero gracias a ello lograr nacer en una clínica en un hospital, tener atención médica y garantizados sus estudios, desde la guardería infantil hasta la universidad, trabajo, acceso a la cultura y al esparcimiento. Pero no se puede negar que la construcción de la Cuba socialista ha tenido un gran costo y sacrificio, no sólo en las vidas que se perdieron durante la lucha armada contra Fulgencio Batista, sino en la defensa de la revolución y su construcción.

El bloqueo económico impuesto por los Estados Unidos ha sido un estrangulamiento permanente sobre la revolución; durante más de 50 años, los cubanos han enfrentado el bloqueo que les ha imposibilitado comprar maquinaria y equipos, repuestos, medicamentos, alimentos y muchas otras mercancías que habrían hecho su vida distinta, haciendo que la revolución se vea como la culpable de las limitaciones económicas, de la penuria que han tenido que enfrentar miles de familias.

Es difícil entender el bloque sino se sufre, pero basta recordar que en México en 1982 no hubo manera de importar los tubos para envasar la pasta de dientes. Viviendo en Nicaragua, durante la revolución, había un bloqueo económico que impedía importar repuestos para autos; recuerdo entonces que un simple diafragma de plástico impedía que un auto funcionara, entonces invente un pegamento con poroplast o poliestireno (debido a que no existían pegamentos tampoco) mezclado con gasolina, lo que me permitió pegar el diafragma y hacer que volviera a funcionar aquel auto.

No se puede culpar a Fidel del bienestar alcanzado por la mayoría del pueblo cubano, por su sistema de salud, de educación de seguridad social, por querer lo mejor para su pueblo.  Hoy Fidel ha muerto, pero continuará vivo en tanto sus ideas sigan vigentes y haya quienes luchen con ellas para transformar el mundo actual. Sin Fidel, sin la revolución cubana, mis propias ideas se habrían ahogado, mis propios sueños, jamás habría podido vivir y conocer el socialismo cubano en los años setentas, ni participado en la revolución en Nicaragua; todo ello fue posible gracias a Fidel y sus sueños.