Feliz cumpleaños Beto

<strong>Feliz cumpleaños Beto</strong>

LAGUNA DE VOCES

Apenas en febrero te fuiste, hermano, hoy es tu cumpleaños, y estoy seguro que al paso del tiempo empiezo a entender un poco más tus palabras, la fe absoluta que tenías en el maestro nazareno, los recuerdos constantes del pueblo en tu memoria, y la certeza de que siempre podrías dar una vuelta por el periódico, tu casa donde plantaste un árbol de peras y otro de ciruelas, y estar muy al pendiente de tu familia. No tengo la menor duda que eso sucede y, que en buena parte, la tranquilidad que siempre encontraba contigo, cuando todo se complicaba, todavía existe, porque de alguna forma sé que puedo contar con tus consejos. Sabías dar consejos, vaya que sabías.

Debo contarte que, en los asuntos del poder político, poco ha cambiado en el país, porque confirmo con una constancia que a veces espanta, que enerva a quien no lo sabe manejar, y enloquece incluso a quien creo que sabe hacerlo. No te digo nada nuevo que se nos haya escapado en los desayunos de los martes.

Celebro de manera personal, que en Hidalgo contemos con un gobernador que se haya preocupado por prepararse académicamente, y que confió tanto en la educación, que en ella puso todo su empeño como universitario. Eso me da buena señal de que el poder no haga con él, lo que ha hecho con la mayor parte de sus colegas, y ni qué decir del presidente, con todo y que ninguno prácticamente ha salido indemne de su lucha por controlar la mesura en su manejo.

Ha llovido en estos días. Pachuca se ve diferente cuando el agua empieza a pintar de verde sus cerros pelones, se ve hasta bonita la ciudad.

Tus hijos son fuertes, sinceros para platicar de lo que ha pasado luego de tu partida, y eso me recuerda que debo saber conducir a los míos, por ese camino único y maravilloso que es la fe otorgada por Dios, para que un día cualquiera la reciban.

Yo creo, querido hermano, que morir es una estación del tren en que subimos apenas nacemos, pero donde bajamos y podemos contemplar por muchos años la vida que tuvimos. A ti te gustaba platicar cuando nos reuníamos, acordarte de tu paso por el seminario, y confiarnos que tenías los recuerdos más claros del campo donde sembraba y cosechaba papá. Traías en la memoria a detalle el rostro de mamá, de abuelo Ezequiel, y de ti supe que a tío Manuel, le dio por practicar la magia negra, aunque anotabas que cuando mucho repartía en el aire unas lucesitas cuando hacía sus conjuros, que después confesó eran mágicos, pero no malos.

Te gustaba escribir y estoy seguro que mantienes esa costumbre de hacer poesías, leer libros de historia romana, repasar a Juan Ramón Jiménez y León Felipe, y admirarte con las maravillas de la tecnología moderna.

Pero hoy es tu cumpleaños, hermano, y como si estuvieras con nosotros, porque de hecho sigues aquí en el periódico, en las calles de Pachuca que tanto te gustaban, te felicito, te abrazo con cariño, y siempre que haya motivo te volveré a escribir para contarte cosas de la vida simple y sencilla, que tú atesorabas como lo más valioso, porque comprendiste que eso es la vida: lo simple, lo sencillo.

Felicidades, muchas felicidades.

Mil gracias, hasta mañana.

jeperalta@plazajuarez.mx/historico/historico

@JavierEPeralta

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