
RELATOS DE VIDA
Los días fríos apenas habían empezado, eran crueles, despiadados, incansables, y las ráfagas de viento imparables, se sentía como si se burlaran de la debilidad humana, de su pequeñez y fragilidad.
El ambiente acercaba más a las fiestas decembrinas, y por momentos no importaba su dureza porque se sentía con más fuerza la navidad, la etapa en la que la mayoría de las personas se sientes felices y reavivan sus sueños y esperanzas.
Pero esta percepción no era la misma para Mario, un hombre que batalló en todo el año para conseguir trabajo y alimento, pese a que sale desde temprano con la esperanza de llevar un plato a su casa, para su esposa y su pequeña hija.
Para él, la época que antes representaba alegría, ahora le desata desesperación y en consecuencia depresión, hace apenas un año vivía cómodamente, no precisamente con lujos pero holgadamente, con quincenas seguras para cuidar y mantener a su familia y casa, pero por una traición lo perdió casi todo.
Hace 10 meses prestó a un amigo cercano, una importante suma de dinero que había ahorrado para hacer arreglos a su hogar y cubrir algunos pendientes, para que saliera de una emergencia familiar, prometiendo que lo pagaría en un par de meses, compromiso que no cumplió al desaparecer repentinamente.
Las deudas se le fueron acumulando y con la angustia descuidó su fuente de ingresos, hasta ser despedido, aún así mantenía la esperanza que algún día llegaría el supuesto amigo a pagarle para solventar gastos, en tanto conseguía un trabajo fijo.
Su familia era su motor y apoyo, redujeron gastos, y trataban de ahorrar lo poco que les llegaba porque los trabajos que conseguía eran temporales.
En vísperas de navidad, caminando entre las calles para buscar alguna chambita encontró a un perrito, al parecer estaba perdido, se notaba espantado y tenía un collar en donde mostraba el nombre “feliz”, pero no describía la dirección de los dueños; lo tomó en brazos, pasó a comprar un pollo para cenar y fue directo a casa.
Ya con su familia, les contó lo que había pasado y decidieron darle posada, en tanto investigaban de donde se había escapado. Al día siguiente, salió temprano a encontrar trabajo, recorrió las casas cercanas a donde lo había encontrado, y después de varias horas y casi al llegar al final de la última calle, encontró pegadas hojas con la foto del can y su nombre. Llamó al número que mostraba e informó dónde podían encontrar al pequeño perdido.
En una hora los dueños ya estaban en la casa de Mario, llegaron al mismo tiempo, de inmediato les dio al perrito y les contó dónde lo encontró. Los humanos de “feliz”, no solo agradecieron que cuidara al perro, sino que le dieron una recompensa económica, la que rechazó varias veces, argumentando que su intención no era pedir recompensa, solo hacer una buena acción.
Les platicó su historia, y los dueños en agradecimiento le ofrecieron el trabajo de chófer de la familia, con un buen sueldo y prestaciones, para comenzar al siguiente día, oferta que no pudo rechazar y tomó con gran felicidad, misma que fue posible gracias a “feliz”.