En esta ocasión no podemos culpar al presidente electo de los Estados Unidos, Donald Trump, por esa decisión, alguien que seguramente en el futuro será nombrado como el responsable de todos los males en México
Fin del dinero barato para los intermediarios financieros estadounidenses. La Reserva Federal de los Estados Unidos (FED), banco central, ha elevado sus tasas de interés en 25%, en un rango entre 0.5 a 0.75%; bajo el argumento de que hay una mejora en el ámbito laboral y de la inflación, lo que posibilita poner punto final a la política de estímulo económico con tasas cerca de cero puntos desde el inicio de la crisis en 2008.
En esta ocasión no podemos culpar al presidente electo de los Estados Unidos, Donald Trump, por esa decisión, alguien que seguramente en el futuro será nombrado como el responsable de todos los males en México; sobre todo, cuando el gobierno nacional se ha acostumbrado a tener a ese país como fuente de solución de sus problemas económicos y sociales; receptor de emigrantes mexicanos desempleados o sin oportunidades, de alrededor del 80% en promedio del total de sus exportaciones anuales y su prestamista de último recurso en tiempos de crisis.
Ahora Donald Trump quiere que los países del planeta se hagan cargo de sus economías y de su propia defensa, que cada uno se las arregle como pueda, que no esperen más de lo que pueden hacer los Estados Unidos por sus propios ciudadanos, declarando que pondrá fin a la política intervencionista practicada por los Estados Unidos durante años, cambiando gobiernos e imponiendo modelos económicos aquí y allá.
Eso suena muy bien si logra hacerlo y seguramente muchos países aplaudirán que no incurran en más desaciertos como en Iraq o Libia recientemente; ya no digamos de su intervención a través de su embajada en el inicio de la caída de Porfirio Díaz en México, la deposición del gobierno de Jacobo Arvense en Guatemala en 1954, el derrocamiento de Salvador Allende en Chile en 1973, la invasión a Granada en el Caribe en 1983 o de Panamá.
Aunque todos los analistas esperábamos esta decisión de la FED al concluir 2016, fueron doce meses de suspenso e incertidumbre para que la FED elevara finalmente las tasas de interés en un cuarto de punto. El Comité de la Reserva decidió incrementar la tasa de efectivo diario entre 0.50% y 0.75% para los fondos federales por unanimidad; y aunque el aumento es modesto, como lo calificó la presidenta de la FED, Janet Yellen, los mercados podrán dormir tranquilos y disfrutar de las fiestas de fin de año sin tratar de adivinar más los pasos que pueda dar el banco central de los Estados Unidos, el cual seguirá trabajando para apoyar la mejora del mercado de trabajo y el retorno de la inflación en al 2%, según su presidenta, una inflación que insiste en hacerle compañía al nivel de las tasas.
Con esta decisión, tomada casi en la misma fecha que en el año pasado, se podría vaticinar que durante 2017 la FED puede dejar sin cambios su política monetaria hasta finales del mismo año. El 16 de diciembre de 2015, la FED anunció que elevaría sus tasas de interés en un 0.25% por primera vez en casi diez años, desde 2008, poniendo fin a una década de dinero fácil para los bancos comerciales.
Pero pese a los esfuerzos de la FED por animar la economía, nada ha salido como lo había previsto con su política monetaria de estímulo económico. A pesar del dinamismo que parece tomara el mercado del trabajo, la reactivación del crecimiento de la economía de los Estados Unidos sigue siendo menos vigoroso que lo esperado por la Reserva; los precios del petróleo no han aumentado y la inflación ha crecido muy lentamente; y para colmo, los mercados han estado bajo la presión del Brexit, la desaceleración del crecimiento de la economía china que se había convertido en locomotora de todo el planeta y la campaña electoral en los Estados Unidos, cuyos resultados aún mantienen nerviosos a los mercados. Todo ello condujo a que la FED actuara con cautela y no se atreviera a mover sus tasas.
La economía continúa enviando señales contradictorias, pero ahora que la FED ha considerado que este es el momento para actuar, con una tasa de desempleo que ha caído a 4.6% en noviembre pasado, su nivel más bajo en nueve años, y el crecimiento de la economía en el tercer trimestre de 3.2%. Ahora los inversionistas han descartado que la Reserva Federal suba sus tasas el día después de que Donald Trump asuma el poder y anuncie su paquete de estímulo económico, con sus recortes de impuestos, desregulaciones y programas de construcción de infraestructura, lo cual sería positivo para estimular el crecimiento y la inflación.
Evidentemente, estos aumentos de los tipos de interés impactarán negativamente en los flujos de inversión extranjera en México y en el tipo de cambio. Lo lógico será que con mayores tasas de interés y estímulos económicos, muchos capitales vuelvan a los Estados Unidos y el peso continué perdiendo valor y si Trump cumple sus promesas de campaña, de revisar o terminar con el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), poner aranceles de más del 30% a las importaciones provenientes de México y deportar a millones de mexicanos ilegales que viven en su país, el gobierno mexicano podría tener una bomba de tiempo en sus manos y bien podría ser el fin de la continuidad de los partidos tradicionales en Los Pinos.