Niega que Obama le espiara
El director del FBI confirma en su comparecencia pública que investiga el nexo entre el Kremlin y Trump
Ante el avance del escándalo, Trump intentó un doble giro. Por un lado, acusó al FBI de incompetencia por no detener las filtraciones sobre el caso ni dar con sus responsables. Y al mismo tiempo, lanzó un gigantesca cortina de humo al acusar a Obama de haberle espiado. “Qué bajo cayó Obama al grabar mis teléfonos durante el sagrado proceso electoral. Esto es Nixon/Watergate”, escribió.
Donald Trump se disparó en el pie. Su acusación de que Barack Obama le espió en campaña electoral ha sido rechazada por el director del FBI, James Comey. En su comparecencia ante el Comité de Inteligencia de la Cámara de Representantes, Comey señaló con claridad que el Departamento de Justicia no dispone de pruebas de que hubiese grabaciones ordenadas por el anterior presidente tal y como mantuvo a principios de mes el multimillonario.
El desmentido deja en evidencia a Trump y muestra la vaciedad de una imputación lanzada por Twitter en pleno escándalo sobre la interferencia rusa en las elecciones estadounidenses. Un asunto que el FBI reconoció que está siendo investigado incluyendo las conexiones entre el equipo de Donald Trump y el Kremlin.
La declaración de Comey, aunque sin entrar en los detalles de las pesquisas, es extraordinaria en la medida en que rompe la tradición de no informar sobre las investigaciones en marcha, especialmente si versan sobre cuestiones de seguridad nacional. “Pero en estas circunstancias excepcionales, dado el interés público, es apropiado hacerlo”, dijo.
Junto a Comey compareció el director de la Agencia Seguridad Nacional (NSA), Michael. S Rogers.
Comey vive en la cuerda floja. Elegido por la anterior Administración, es de los pocos altos cargos que sobrevivió en el puesto. Su mantenimiento no es ajeno al golpe de gracia que propinó a Hillary Clinton en el tramo final de la campaña.
A menos de dos semanas de los comicios, hizo público que reabría la investigación de los correos electrónicos de la demócrata. El anuncio dio un combustible de alto octanaje a las huestes republicanas y puso a la defensiva a la candidata. El propio Trump hizo del favor un obús electoral. “Esto lo cambia todo. Es la mayor historia desde el Watergate”, proclamó.
Pasados los días, las investigación del FBI concluyó, al igual que lo había hecho en julio, que no había ningún indicio de delito. Pero el daño ya estaba hecho. Clinton atribuyó su derrota a esta maniobra del FBI y Comey fue confirmado en el cargo.