Las farsas del Congreso

Las farsas del Congreso

OPINIÓN

Uno de los tantos lugares en los que nunca dejarán de sorprendernos es el Congreso Local, sea la Legislatura que sea, siempre habrá de qué hablar mal y muy mal. Para desgracia de algunos, el único recuerdo por el que la gente los tendrá en su memoria, y eso a veces, es por algo que hayan hecho mal, no podemos olvidar al diputado local que ebrio aprobó la reforma energética de Peña Nieto, ni tampoco a aquel que se hizo pasar por trabajador de Radio y Televisión de Hidalgo. 

A nuestra mente viene el diputado que se subió a tribuna vestido con una playera del Club América mostrando lo poco que puede haber de respeto a una recinto oficial, y la diputada que además de los cambios abruptos del estado de ánimo se puso a cantar el “levántate alma cristiana”, con estos y sin decir nombres ya ha sido suficiente por el momento. 

Sin embargo la 65 Legislatura ha acumulado bastantes momentos memorables como: la exposición de una niña, hija de la diputada Macotela, en el día de su cumpleaños; la falta de compromiso de esta misma diputada que acude a tribuna para maquillarse en su curul; la ignorancia de gran parte de diputados y diputadas en las comparecencias en las que ni siquiera sabían la función del secretario citado a rendir cuentas. 

Pero lo que sucedió el pasado lunes no tuvo nombre o mejor dicho sí lo tuvo, un desperdicio de tiempo llamada “farsa” legislativa. Resulta que una vez analizados los perfiles y hechas las entrevistas a los y las aspirantes a ser titulares de los Órganos Internos de Control (OIC), se subieron al pleno las propuestas que evidentemente no tuvieron unanimidad en la votación en comisión, y en el pleno no lograron consolidarse. 

No es que se trate de que haya o no acuerdos, sino que prácticamente los diputados perdieron casi dos horas de su tiempo y también hicieron que aquellas personas que estaban atentas en la sesión lo perdieran. El asunto aquí es en torno a todo el trabajo que se tiene y que no se ha hecho por presunta “falta de tiempo” para no decir, falta de oficio, de organización, de profesionalismo, falta de conocimiento, falta de acuerdos, etc.

La ignorancia es el peor de los males y desafortunadamente en esta 65 Legislatura, se ha visto que gran parte de sus integrantes parecen becarios de esos que solo esperan que caiga el depósito para irlo a despilfarrar, lo sucedido el pasado lunes ha sido muestra de la torpeza política que impera en el Congreso Local, reunirse con documentos que llegaron fragmentados al pleno para ser votados con cédulas (desperdicio de papel) sabiendo que no serían aprobadas ha sido ridículo y nefasto a la vez, una farsa más de las que acostumbran las personas del Congreso Local en Hidalgo.

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