“El hombre es su palabra”.
José Muñoz Cota.
JOSÉ MUÑOZ COTA, DOÑA ALICIA Y SU CIRCUNSTANCIA
(HOMENAJE DE FRANCISCO MORELOS)
Los amantes de la Oratoria y muchos profanos, reconocemos la presencia nacional e internacional del gran Maestro José Muñoz Cota, quien fuera Secretario Particular del Gral. Lázaro Cárdenas del Río, Diputado Federal, Embajador de México en Ecuador, Honduras y Paraguay; pero más que otra cosa, máximo símbolo del buen decir e impulsor de tribunas juveniles, con ética y vigor en todos los campos de México.
Como generalmente ocurre con iconos de este tamaño, los miramos muy cerca y muy lejanos; son míticos personajes cuya ausencia ilumina, pero se sabe ignota, casi inexistente, hasta que algún acto aparentemente casual, revive de pronto su luminosidad, devuelve identidad a su presencia, hasta hace poco añorada, pero diluida en la vorágine de los tiempos idos.
El sábado 14 de diciembre, ese inquieto caballero que responde al nombre de José Francisco Morelos Fernández, ex presidente municipal de Francisco I. Madero, amigo de toda la vida y hermano en el arte de la palabra; convocó a profesores, servidores públicos, alumnos de algunas escuelas, dignatarios de la Logia Masónica, sociedad civil, amantes de la cultura en general y, con la gentileza de siempre, tuvo un lugar preferente para los que alguna vez ganamos certámenes nacionales: quien esto escribe, Augusto Ponce, Oziel Serrano e Iván Rodrigo Durán. El motivo de tan selecta convocatoria fue rendir homenaje, en vida, a la Profesora Alicia Pérez Salazar, viuda de Muñoz Cota, quien a sus casi noventa años y en silla de ruedas, manifiesta admirable lucidez mental, voz cristalina y sensibilidad a flor de piel.
Después de una serie de pequeños actos y elocuentes intervenciones, abordó la tribuna el hidalguense más destacado en la vieja guardia Muñozcotista; reconocido en diferentes partes de la república y del extranjero por su facundia y consistencia discursiva: Augusto Ponce Coronado; quien, con gran emoción ante la egregia presencia de la ilustre viuda, recordó sus asiduas visitas a la casa del matrimonio Muñoz-Pérez, en compañía de otros estudiantes como él, que también fueron, en su tiempo triunfadores, gracias al arte de la palabra; recuerdo con certeza a Heladio Ramírez López y Celso Humberto Delgado… Relata Ponce que aquellas eran épocas difíciles para el Maestro y su esposa; ocupaban una modestísima vivienda en las calles de Magnolia, en el Distrito Federal; pero ni aún la pobreza extrema impedía las reuniones periódicas con sus jóvenes alumnos, tan limitados de recursos como ellos. Entre todos, daban buena cuenta de la canasta con pan que siempre estaba sobre la rústica mesa, sin considerar que tal vez los anfitriones no tendrían para comer al día siguiente.
Después de recorrer una significativa exposición pictórica, escultórica y fotográfica, la cual tuvo como uno de sus principales personajes al charro inmortal, Don Aquilino Aguilar, pasamos a compartir los alimentos. Generosamente, Paco Morelos nos sentó a mi esposa y a mí, en la misma mesa que la homenajeada y así, frente a frente, pude disfrutar de su fresca charla y de sus respuestas condescendientes a mis dudas (tal vez impertinentes). -Maestra: la época que relataba Augusto, ¿por qué fue? R.- Después de ser Secretario Particular del Lázaro Cárdenas, Pepe se integró como Embajador; así pasaron varios años. Cierto día recibió un mensaje del General, en donde le pedía que renunciara a su cargo porque había para él una importante tarea acá, en México. Ante la orden perentoria, movido por su alto sentido de lealtad, Muñoz Cota cumplió. Su jefe le dijo “El Partido tomó ya la decisión acerca de quién será su abanderado en la próxima sucesión presidencial (1952); fuiste seleccionado para organizar la campaña del General Miguel Henríquez Guzmán, con todos los recursos y fuerza institucionales”. Aceptó el orador y se entregó de inmediato a su cometido. Inesperadamente, cierto día recibió una nueva instrucción: “Los planes cambiaron, el candidato será Manuel Ávila Camacho”. Por ética y congruencia, Muñoz Cota desoyó la orden y prosiguió su aventura dentro de la Federación de Partidos del Pueblo Mexicano. Obviamente, su candidato perdió la elección. Como se sabe, durante la campaña varios Henriquistas murieron masacrados por el poder. Con la desgracia del líder castrense, comenzó la debacle de sus seguidores, particularmente de Muñoz Cota: su esposa (hija del famoso cardenista, Francisco J. Mújica) lo dejó; todas las puertas se cerraron ante él; terminaron sus días de gloria; ya no era consentido del sistema; ahora era casi casi un proscrito, un enemigo de la Revolución… Así lo conocí, relata Doña Alicia.
Mi siguiente pregunta fue: ¿Bajo qué condiciones se relacionaron? R.- Me bastó con escucharlo hablar para enamorarme y decidir acompañarlo durante el resto de su vida. Casi en la miseria sobrevivimos varios años, hasta que un día Don Regino Hernández Llergo, le abrió las puertas de la revista Impacto, lo cual le proporcionó un ingreso pequeño, pero seguro; después, poco a poco se recuperó: sobrevivió dando clases, escribiendo artículos, impartiendo conferencias… todo ello sin abandonar su verdadera vocación: ser en la tribuna guía y ejemplo para la juventud de su patria.
En otro orden de ideas, reencontré a Paco Morelos en 1989 en la ciudad de Durango; participaba en un concurso nacional de Oratoria de escuelas de Derecho, representando a Hidalgo. Antes, como jurado, lo vi en un certamen de la UAEH, advertí sus virtudes, sus defectos y le dije: búscame. Nos volvimos a ver, casualmente en la ciudad de los alacranes, en cuya universitaria Aula Magna, después de escuchar mis orientaciones, obtuvo el tercer lugar nacional. Posteriormente fue mi cercano colaborador en la Dirección General de Gobernación; llegó a presidente municipal y regresó a ayudarme en el ISSSTE. Ahora es eficaz colaborador del Secretario de Educación, en el área de Normales y tiene a su cargo la Fundación José Muñoz Cota, en la entidad. Fue cercano al Maestro y a su esposa, quien también es practicante e impulsora de jóvenes tribunos. Con la anuencia de ella y ante el pueblo, se acordó que, con ayuda de los presentes, a partir del próximo año se institucionalizará un certamen nacional que llevará el nombre del ilustre chihuahuense: indiscutible Maestro de la juventud.
Es importante destacar cómo y cuánto se puede aprender en los lugares más inesperados. El día que en cada municipio haya un apasionado defensor de la cultura como Pancho Morelos en Tepa, otro gallo nos cantará en México.
Nos leeremos en enero.