La doctora Adriana Bustamante Cruz, coordinadora auxiliar de gestión médica del Instituo Mexicano del Seguro Social (IMSS), informó que la falta del consumo de líquidos se refleja al tener una piel seca y puede ocasionar exceso de fatiga, incluso el padecer de obesidad y sufrir de presión arterial alta o baja.
Explicó que la deshidratación es una de las consecuencias más comunes del no consumir agua, ocasionando que la velocidad de la actividad enzimática (responsable de mantenernos activos) se reduzca.
Lo anterior, dijo, genera fatiga, un problema de salud que hace que la persona se sienta con un estado anímico bajo.
“Debido a que el organismo se compone de más de 60 por ciento de agua y los órganos dependen del líquido para tener un buen funcionamiento, el beber suficiente cantidad de agua todos los días ayuda a que el organismo combata los radicales libres evitando el envejecimiento de los órganos y piel”, mencionó la especialista.
Y agregó que uno de los problemas que más sufre la sociedad mexicana es la obesidad, por lo tanto si no se hidrata de manera adecuada al cuerpo, este no permite tener un buen proceso de eliminación de toxinas y desechos, del mismo modo es la clave para mantener un buen ritmo del metabolismo, ayudando a mantener un peso ideal.
Comentó que si existen problemas de estreñimiento, puede ser por sufrir de deshidratación crónica, debido a que el cuerpo no contiene el líquido suficiente para eliminar los desechos, mismo que afecta la secreción de jugos digestivos provocando gastritis y úlceras intestinales.
Otra de las funciones básicas, apuntó Bustamante Cruz, es que el agua puede eliminar las toxinas del torrente sanguíneo, facilitando la circulación, es por eso que es un agente importante para que el volumen de la sangre fluya de manera adecuada, evitando tener una presión desequilibrada.
En general, la falta de agua intensifica las dolencias, por lo tanto si sufre de alguno de los padecimientos antes mencionados es recomendable que se acerque a su unidad médica para que lleve un tratamiento adecuado, aunado a una conciencia de consumir los líquidos necesarios para tener un buen funcionamiento corporal.