Fallece la marroquí Fátima Mernissi, pionera del feminismo musulmán

La escritora marroquí ha defendido los derechos de la mujer en el mundo árabe e islámico

 

La escritora, socióloga y profesora marroquí Fátima Mernissi falleció el día de ayer en una clínica de Rabat a la edad de 75 años. Mernissi, nacida en un harén de Fez, se convirtió en todo un referente en el mundo musulmán en la lucha por los derechos de la mujer. La autora solía afirmar que el islam no está en contra del cuerpo, “no lo reprime, como el cristianismo”, y que Mahoma fue un hombre casado que disfrutaba de serlo.

Mernissi fue una intelectual muy comprometida con la sociedad y el tiempo en el que le tocó vivir. Fundó varias asociaciones que denunciaban el patriarcado en la sociedad musulmana. Pero cuando le otorgaron el premio Príncipe de Asturias en 2003, aclaró a este diario: “Yo no soy una militante en el sentido tradicional. No me echo a la calle para reivindicar. Es una pérdida de tiempo y me da miedo la policía. Mi arma, pacífica, es la comunicación”.

La también socióloga marroquí Sumaya Naaman Guesus informó a la agencia Efe que Mernissi falleció tras sufrir una enfermedad en los últimos tres años. Pero esa dolencia, añadió, no afectó a su actividad científica ni intelectual, que mantuvo vigente hasta esta misma semana. “Fátima Mernissi es la primera mujer que tuvo la gran valentía de tratar varios temas considerados como tabúes sobre la interpretación del Corán y los libros de la tradición islámica”, lamentó la socióloga.

Mernissi publicó su primer libro Sexo, ideología e Islam en 1975. En 1987 salió a la luz otra de sus obras cumbre, el ensayo El harén político: el profeta y las mujeres (1987), donde explicó cómo Mahoma se esforzó en ayudar a las mujeres y cómo fueron manipuladas sus palabras a lo largo de la historia.

En 1996 Mernissi publicó Sueños en el umbral: Memorias de una niña del harén. Esta obra, que ella llamaba “una falsa autobiografía”, comenzaba así: “Nací en 1940 en un harén de Fez, ciudad marroquí del siglo IX, cinco mil kilómetros al oeste de La Meca y mil kilómetros al sur de Madrid, una de las peligrosas capitales de los cristianos. Mi padre decía que con los cristianos, al igual que con las mujeres, los problemas empiezan cuando no se respeta la frontera sagrada o hudud. Yo nací en pleno caos, porque ni los cristianos ni las mujeres respetaban las fronteras”.

 

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