En Fandelli, Guillermo Fadanelli intenta atraparse “en una jaula durante algunos segundos”.
Esta novela, noveleta o crónica publicada por Cal y Arena, como él la define, significó verse al espejo y reconocerse en esa figura que, dice, termina siempre pareciéndose a un mono o a su padre o a la muerte; reconocer algo que lo defina y lo ancle a la realidad.
“Fandelli es una crónica honesta del que escribe, pero no está la verdad de cómo piensa. Uno construye su propia vida en la memoria, realiza una especie de cartografía personal; no podemos saber lo que sentimos en aquel momento pero lo inventamos. Es honrada porque permití que los recuerdos más inhóspitos, que la memoria más dolorosa, se expresara sin ningún tipo de limitaciones en el lenguaje”, asegura.
El escritor y colaborador de EL UNIVERSAL reconoce que para él, la biografía es una manera de ocultarse, y que la pregunta ¿quién soy en realidad? nunca va a poder ser respondida, “eso lo sé ahora que soy un viejo, o al menos un hombre maduro; sin embargo, el desasosiego persiste: ¿quién es este farsante, este impostor, este mequetrefe que toma mi nombre para dar una declaración o para expresar una idea?”
Fadanelli concibe Fandelli como su novela menos pensada, menos articulada en el sentido argumental.