
ALFIL NEGRO
Conforme pasa el tiempo
y se vienen los años,
no sé si a usted le pase
pero crece en el alma,
ese extraño latido de recuerdo
y anhelo ,que se llama extrañar.
Extrañar lo que se ha ido,
las campanas del pueblo,
los juegos cuando niños,
la emoción de los Reyes,
las calles empedradas,
y latiendo en el alma
las canciones que juntos
cantamos con mamá.
Extrañar por las tardes
sobre todo si llueve,
las risas río sin freno
de las tías platicando
con nuestra madre al centro,
siempre alegre y festiva
arcángel de ternura
así lo recuerdo yo.
Extrañar cuantas veces
en mi capilla vieja,
le recé a nuestra virgen
ave María Señora
bendice nuestra vida,
se luz en el camino
de miedo y de dolor.
Extraño ver la lluvia
y sus riachuelos plenos
corriendo por mis calles,
y viéndolos pasar
pensaba que marchaban
hasta llegar al mar.
Extraño tanto, tanto,
la Navidad del pueblo
los buñuelos de harina
con el café de olla,
las posadas sus cantos
y luego las piñatas,
y una naranja dulce
que llegaba a mis manos,
y en ella todo el mundo,
al fin niño soñando
que todo el mundo cabe
en los gajos dorados
de esa naranja dulce
de aquella Navidad.
Extraño al hijo ido
pequeño apenas niño,
jugando en su caballo
de madera en la casa,
que una tarde sin luces
nos dejó en la tristeza
a su madre y a mí.
Y extraño a mi hermano
que nos dejó el recuerdo
de un ser tan generoso,
que alumbra nuestra senda
y nos llena de luz.
Y aunque los miro a diario
extraño ya a mis hijos,
en ese sentimiento
de ver que vuelan solos,
y el deseo por dentro
de volar junto a ellos,
porque no se si a usted le pase
aunque los hijos crezcan
y tracen sus caminos,
siempre los vemos niños
y siempre lo serán.
Extraño tantas cosas
por los años vividos,
recuerdos que me dicen
del camino ya andado
con penas y alegrías,
risas y a veces llanto,
y latiendo en el alma
todo lo que ha pasado
y crece como planta
la planta de extrañar.
No sé si a usted le pase,
pero crece en el alma
ese extraño latido de recuerdo
y anhelo.