Exportación

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El Faro 

La semana pasada se rindió un nuevo informe oficial sobre la desaparición de los 43 estudiantes de Ayotzinapa. Reconocer que fue un auténtico crimen de estado fue algo nunca visto y que supone un avance notorio. La investigación ha tenido resultados que han ofuscado la tan famosa “verdad histórica”. Ésta resultó, definitivamente, una historia compuesta y manipulada.

Poco tiempo después saltó la noticia de que Murillo Karam había sido detenido. El “cansado” inventor de la verdad histórica fue apresado por graves delitos relacionados con el evento. En una de las zonas más ricas de CDMX, con las manos en los bolsillos y con tranquilidad, se preocupaba más por el tráfico que por su propio arresto. Muy poco después, se anunció la liberación de órdenes de aprehensión para militares y policías que tenían que ver con los asesinatos de los estudiantes.

Las redes, como siempre se dividieron. Se pusieron rusientes de mensajes. Unos de apoyo, los menos. Otros de condenación y de descanso, porque por fin había caído alguno de los responsables del delito. Esto es lo que pasó en medios nacionales e internacionales.

En Hidalgo, decir Murillo es decir mucho. No hace falta ser de aquí para haber escuchado historias que se remontan a los Rojo. Que pasan por los tiempos en que él fue gobernador del estado hasta su último desempeño en la Procuraduría General de la República. Tampoco hace falta mucho para haber escuchado hablar de terrenos, prestanombres, propiedades y negocios que respiran bajo la protección y propiedad del susodicho.

Cuando Peña Nieto fue elegido presidente, buena parte del Estado se llenó de esperanza porque para México se iban un buen número de políticos hidalguenses (Osorio Chong, Murillo Karam, Viggiano…, entre otros). Se pensaba que alguna migaja de tanto poder enriquecería el raquítico estado en que vivimos. Nuevamente, igual que con la renovación de la refinería de Tula en tiempos de Calderón, todo iba a mejorar. 

La realidad es que todos ellos formaron parte protagónica de una etapa histórica mexicana sobresaliente por la corrupción, autoritarismo y la impunidad. Es muy improbable que Peña Nieto llamara a políticos probos hidalguenses para transformarse en corruptos en el gobierno federal. Es muy improbable que los que fueran democráticos en Hidalgo se comportaran de manera autoritaria en el gobierno federal. Es muy improbable que los que se convirtieron en héroes de la justicia llegaran a convertirse en encubridores de asesinatos en el gobierno federal. 

Si fueron al gobierno federal con las características de aquel momento es porque ya tenían el perfil probado para desempeñarse de la manera que se requería. Si el grupo Hidalgo se asoció con el Atlacomulco para regir a la nación tal y como lo hicieron es porque eran similares. 

Y en Hidalgo nunca pasó nada. Nunca la auditoría estatal se inconformó con sus ejercicios. Nunca el congreso local de diputados repudió el no aseado gobierno de los mencionados. Esto implica que hay escuela, que los que quedaron y no se fueron al gobierno federal o callaron o asintieron o apoyaron. Pocos, muy pocos, si los hubo, actuaron de otra manera o se convirtieron en la expresión de la conciencia recta. Tampoco la ciudadanía. Con transmitir chismes y comentarios se consideraba salvada la verdad y castigados a los correspondiente. Si Hidalgo ha sido capaz de exportar a la federación este tipo de políticos es porque aquí se producen de buena calidad para los fines que hemos mencionado. ¿No será bueno dar un giro absoluto a la manera de hacer política, a los cuidados de las instituciones y al compromiso de los ciudadanos?