México debe impulsar políticas públicas que fomenten la creación de clústeres de innovación y tecnología
Actualmente, México es considerado una potencia a nivel mundial por su gran capacidad para manufacturar productos del sector automotriz, aeronáutico, electrónico y de equipo médico, así como productos agrícolas de alto valor agregado. La competitividad de México en los mercados internacionales es importante gracias a sus altos niveles de exportaciones y a los flujos de inversión que éstas generan. Este éxito se debe, en gran parte, a la firma del Tratado de Libre Comercio con Canadá y Estados Unidos (TLCAN). El Tratado, firmado en 1992, dio a México la oportunidad de conectar su mercado interno con sus vecinos del norte y que éstos se beneficiaran de la mano de obra de bajo costo mexicana.
Actualmente nos encontramos ante la incertidumbre sobre la supervivencia de dicho Tratado, como resultado de una acción proteccionista por parte del actual presidente de Estados Unidos. A pesar de dicha incertidumbre, soy optimista y creo que el TLCAN se renovará, con las adaptaciones y actualizaciones correspondientes debido a los intereses económicos de los sectores económicos involucrados, y al efecto negativo que su cancelación tendría en el sector agropecuario de EU (especialmente en los estados que le dieron el triunfo al presidente Trump).
Sin embargo, independientemente del resultado de las negociaciones, nuestro país tiene que evolucionar: dejar de depender de las exportaciones manufactureras y agrícolas, y apostar por invertir en actividades que impulsen una economía del conocimiento.
En México nos engolosinamos al firmar el TLCAN con la promesa de grandes inversiones en los sectores agrícola y manufacturero, y con la generación de un gran número de empleos gracias a la mano de obra barata. Sin embargo, no dimos la suficiente importancia al enorme potencial de nuestros recursos humanos, que, en forma creciente, ha aumentado gracias a la calidad de nuestras universidades y centros de investigación, los cuales ayudan a incentivar la creación de empresas generadoras de conocimiento.
Al crear una industria del conocimiento, no estoy implicando que deba descuidarse la industria manufacturera o agrícola, ya que son nuestros grandes activos en la creación de ingresos. Sin embargo, México debe impulsar políticas públicas que fomenten la creación de clústeres de innovación y tecnología.
En 2004 visité China y las universidades de Shanghai. Noté que dichos centros de estudio tenían un clúster dedicado exclusivamente a promover el sector industrial. Desde softwares, pasando por biotecnología y hasta automóviles, estas universidades se dedican a construir un ecosistema de innovación y creatividad a través de incubadoras integradas por profesores, alumnos, profesionistas e investigadores. De la misma manera en que se han construido parques industriales a lo largo del país con el fin de atraer y crear empresas manufactureras, México debe invertir en la creación de Parques del Conocimiento o Parques Tecnológicos que atraigan inversionistas del sector tecnológico, tal y como lo hacen en China. La gran diferencia entre los parques del conocimiento y los de manufactura es que los primeros tienen una asociación muy cercana con universidades y centros de investigación.
El resultado de las negociaciones del TLCAN generará un impacto para el desarrollo del país en el corto plazo, pero definir políticas públicas encaminadas a promover la inversión para crear empresas que generen investigación, será trascendental para el desarrollo de nuestro país en el mediano y largo plazo.