Euforia entre empresarios por reforma fiscal de Trump

    •    Veremos cuál será finalmente el documento definitivo de la reforma fiscal del presidente Trump


Dos semanas después que la Cámara de Representantes lo hiciera, el Senado de los Estados Unidos votó a favor de los recortes impositivos masivos para empresas e individuos; con ello se elimina uno de los pilares de ObamaCare y las grandes empresas estadounidenses saltaron de alegría, sin esperar la versión final del texto para festejar la victoria de la reforma fiscal prometida por el presidente estadounidense Donald Trump.

Este fin de semana, los principales grupos de empresarios han acogido con beneplácito la aprobación por el Senado de una reforma fiscal que materializa los recortes de impuestos prometidos durante su campaña a La Casa Blanca por el hoy presidente Trump. La reforma fiscal del presidente Trump favorece a las empresas, pero también tiene como objetivo alentarlos a producir en suelo estadounidense y desalentar la deslocalización hacia Canadá o México. Aunque es difícil medir el impacto de las medidas, debido a las diferencias entre los textos de la Cámara de Representantes y de Senadores, la reforma promete a las empresas, grandes y pequeñas, favorecer sus intereses, aún cuando el texto final pueda sufrir cambios.

La tasa del impuesto a las sociedades, el símbolo de la campaña presidencial del presidente Trump, se reduciría de 35 a 20 % y quizá podría reducirse un poco para mejorar la ecuación fiscal y ubicarse alrededor del  22% al final, según lo declaró el presidente Trump este fin de semana, sorprendiendo a todos; quien también señaló que es la reforma tributaria más grande y son los mayores recortes de impuestos en la historia de los Estados Unidos. Empresarios independiente, que representan la mitad de las empresas estadounidenses, que no están sujetas al impuesto de sociedades, también podrían beneficiarse de la reducción de impuestos y podrían pagar tasas menores la 30%.

Muchos vacíos fiscales ampliamente utilizados por las empresas se eliminan o se limitan, como el de deducir el interés de los préstamos. El texto de la Cámara establece un impuesto del 20% sobre los pagos entre filiales extranjeras y entidades estadounidenses, una medida que penaliza las importaciones que atemorizan a las empresas extranjeras, mientras que el texto del Senado limita los flujos internacionales que probablemente reduzcan los ingresos gravables en los Estados Unidos, con un impuesto del 12.5%, una medida que también es desfavorable para las empresas extranjeras.

La propuesta de reforma aprobada, elimina así la tributación de los beneficios globales para adoptar un sistema territorial a la imagen de la mayoría de los principales países occidentales, acompañada de medidas para recuperar en parte las ganancias libres de impuestos en el extranjero, sobre todo hechas en países donde la carga tributaria es muy baja, con la creación de una tasa mínima, medida diseñada para evitar operaciones de reversión de impuestos practicadas por las multinacionales con el fin de reubicar sus filiales.

De aquí que la reforma fiscal del presidente Trump, planea imponer impuestos sólo a las empresas estadounidenses sobre sus beneficios en los Estados Unidos y no en sus ganancias obtenidas en otros países, ofreciendo diferentes dispositivos de retorno como un impuesto mínimo global 10% y estimula a las multinacionales a repatriar los miles de millones de dólares depositados fuera de los Estados Unidos anualmente, para escapar de una tasa impositiva considera hasta ahora demasiado elevada por las empresas, para las cuales se ofrecerá un impuesto temporal, una probable tasa de alrededor del 14%.

Veremos cuál será finalmente el documento definitivo de la reforma fiscal del presidente Trump; pero lo más importante será ver cuál es el impacto sobre el crecimiento de la economía y sobre el empleo en los próximos meses, quizá ello inspire a seguir los pasos por otros gobiernos o muestre que ese no es el camino para reactivar el crecimiento hoy.

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