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Estoy poseído…

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PIDO LA PALABRA
    •    Necesito saber el motivo que provoca que la gente de buena fe siempre vaya cuesta arriba y tropezando con las piedras


Sí, ESTOY POSEÍDO POR LA DUDA, ¡que alguien me explique por favor!, necesito saber muchas cosas antes de que la incertidumbre acabe con la única neurona que me queda viva, todas las demás han preferido morir en la ignorancia que vivir en la desgracia; por fortuna una de ellas se resiste a no perder el ánimo, a no dejarse convencer por explicaciones maquilladas, a no permitirse tomar atole con el dedo.

Quisiera saber, ¿por qué cuando la desgracia se politiza, a partir de ese momento todo valió sorbete?, tal como sucedió con la desgracia de la guardería ABC desde hace 10 años. ¿Por qué en tiempos no electorales ningún Partido Político se pronuncia por los cochupos de sus congéneres, sean amigos o enemigos? ¿Por qué cuando el agua ya les llegó a los aparejos, en lo primero que piensan es en los costos políticos, pero nunca en las víctimas?

Que alguien me explique cuál es la razón por la que los mexicanos nos hemos vuelto indolentes y en un muy corto tiempo el olvido gana terreno, y a veces, hasta terminamos por hacerle reverencias a quien nos ha causado daño.

Necesito saber el motivo que provoca que la gente de buena fe siempre vaya cuesta arriba y tropezando con las piedras de la envidia que otros colocan intencionalmente en su camino.

¿Por qué tengo la impresión de que “el malo” siempre va un paso delante de “el bueno”, o acaso no es solo mi impresión y en realidad así está pasando?; porque en tal situación, el mensaje que nos está enviando la vida es que, para estar bien, entonces debemos también ser parte de los malos, y quizá sea la parte que no he podido entender e ingenuamente me estoy colocando del lado de los inadaptados.

La duda me corroe el entendimiento y me urge salvar a mi neurona rebelde, y no dejar que la desidia le gane, necesito refrescarle su espíritu de eterna búsqueda de cosas nuevas y en ese proceso despertar a las que ahora se encuentran en su zona de confort, adormiladas por la enfermedad de la época: la declaracionitis de que todo está bien, de que vamos bien, enfermedad tan grave que ya empieza a pudrirse el cuerpo y aún con todo ello nos terminaremos por curar en salud, esa salud que por años ha permitido el dejar hacer, pues al final de todo, tarde o temprano va a pasar.

Pero por fortuna todavía hay algunos que no se conforman, y quizá por ello la prisa los atrapa, a cada momento ven el reloj, el tiempo avanza, aunque al trabajo comprometido no se le ve fin; y cuando piensan que están a punto de concluir, se acuerdan que aún quedan pendientes por continuar, pues estos no pueden esperar.

Todavía hay quien es parte de esa generación del esfuerzo en donde las responsabilidades se enfrentan y no se evaden en los esfuerzos de otros; por ello, mejor hagamos lo que tenemos que hacer en el momento oportuno, y con ello nos estaremos ganando el derecho de disentir cuando sea necesario; formar parte del fanatismo es ser parte de la ignorancia, y eso es lo que menos necesitamos en México, por ello hoy sigo poseído por la duda. ¿Cuál será nuestro futuro como país, pueblo soberano o pueblo sometido al oscurantismo de los caprichos de procesos electorales extranjeros? Aunque sigamos diciendo que vamos bien.

Las palabras se las lleva el viento, pero mi pensamiento escrito está.