Estamos equivocando el camino…

Con el afán de dar cumplimiento al concepto de una eficiente impartición de justicia, desde mi opinión, considero que estamos abusando del camino de la conciliación y la mediación, generando con ese abuso un clima de impunidad, pero también de molestia entre quienes se ven forzados a negociar lo que se supone debe ser castigado, sus resultados comienzan a ser desastrosos.

 

El Gobierno afirma que con la implementación de los métodos alternativos de solución de los conflictos, es un medio de acercamiento real a la justicia, ya que las partes toman su caso en sus manos y auxiliadas o no por un tercero intentan solucionarlo; además se vanaglorian de que con este sistema serán solo los asuntos importantes los que lleguen a judicializarse y los demás, se resolverán a través de la justicia restaurativa; y que además, con este nuevo sistema las cárceles se despresurizarán, llevando a penas privativas de la libertad sólo en aquellos delitos que por su monto o gravedad realmente lo ameriten.

 

Desde la perspectiva gubernamental se oye como si el sistema funcionara y por lo tanto no tardarán en aparecer las estadísticas de que la delincuencia ha disminuido; además de que ahora las víctimas ya podrán resolver personalmente, a través de la mediación o la conciliación, sus propios asuntos y por lo tanto quedarán satisfechos del arreglo, debido a su participación directa en el mismo.

 

La realidad es que no, no creo que ahora la gente quede satisfecha cuando se le está prácticamente obligando –analicemos los criterios de oportunidad- a negociar con su victimario; conciliación que deja a la víctima en una posición de desventaja, ya que se le está revictimizando al enfrentarlo con el que cometió el injusto, y por el temor a las represalias, o quizá, actitudes amenazantes, tenga que aceptar la conciliación, cuando lo menos que se espera por la comisión de un delito es que el delincuente sea castigado; para eso fueron creadas las Autoridades jurisdiccionales y no para delegar en la propia víctima la resolución de su propio asunto.

 

Las Autoridades podrán ufanarse de que los asuntos que se judicializan habrán de disminuir, pero lo que no podrán quitar es ese sentimiento de frustración del ciudadano al darse cuenta que el castigo al delincuente se le ha cambiado por una oportunidad de negociar y posteriormente continuar con la secuela de impunidad y de venganza. Cómo exigirle que cumpla al que ha provocado un daño en nuestra esfera jurídica, cuando las Autoridades, en lugar de hacer su chamba, solo nos invitan a que nos sentemos y negociemos la reparación del daño. Quizá por ello se han incrementado los linchamientos en estos últimos meses, ya que es la interpretación a los mensajes de resolver nuestros propios asuntos, entonces, bajo esa perspectiva, la gente toma el asunto en sus manos y lo soluciona personalmente con los resultados sangrientos que a diario vemos en las noticias.

 

Y ahora siguen con la materia laboral, ya vemos que también quieren que arreglemos nosotros mismos los conflictos laborales en una sola audiencia, ¿qué no se han dado cuenta que la clase trabajadora quedará disminuida ante un enfrentamiento real en una audiencia de conciliación por la diferencia de recursos de cada una de las partes contendientes?. Solo espero que en la propuesta en verdad se coloquen candados que no hagan que los trabajadores también tengan una interpretación dura de este sistema que se pretende judicializar.

 

El clima de impunidad que se respira también tiene como origen la displicencia y  lavado de manos de quienes deben aplicar la justicia.

 

Las palabras se las lleva el viento, pero mi pensamiento escrito está.

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