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Estado Islámico activa a los «combatientes exprés»

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Un refugiado afgano, el último combatiente de «lobos solitarios» que espera órdenes de los yihadistas para atentar

Reducir el problema, que crece día a día, a si un individuo se radicalizó en mucho o poco tiempo y transmitir que los atentados son obra de yihadistas que han tomado la decisión de actuar sin consultar con nadie, etc. es presentar el problema como una especie de club de espontáneos que son capaces de poner en jaque a Europa entera

Lo ocurrido la noche del lunes, cuando un afgano atacó con un hacha y un cuchillo a viajeros de tren que cubría el trayecto entre Wurzburgo y Treuchtlingen, en el «Land» alemán de Baviera, pone de manifiesto que la infraestructura que el Estado Islámico (EI) está logrando consolidar en Europa lleva camino de convertirse en uno de los principales problemas de la UE. Con el ataque, Alemania pasa a formar parte del grupo de países atacados en su territorio por el EI, después de que la organización reivindicó el ataque de uno de sus «combatientes», un refugiado afgano de 17 años, que hirió a cuatro personas con un hacha.

El atacante, abatido por las Fuerzas de Seguridad, tenía contactos directos con el EI, que difundió la reivindicación del atentado y un vídeo que él mismo había grabado.

Mientras las autoridades se empeñan en discutir sobre si las reivindicaciones son ciertas o no; si los terroristas se radicalizaron hace poco y por ello no pudieron ser detectados; y sobre otros asuntos irrelevantes, la realidad demuestra que un joven afgano, llegado a Alemania como refugiado, contaba con un contacto directo dentro del EI, al que podía enviar vídeos y del que probablemente recibió la orden de atentar contra el tren.

Las víctimas parecen haber sido elegidas al azar. Los damnificados fueron una familia de Hong Kong que se encontraba de vacaciones visitando a un amigo. De los cuatro heridos, dos se hallan en estado muy crítico. Catorce de los pasajeros tuvieron que ser atendidos en estado de «shock». «Jamás había visto tanta sangre. Parecía un matadero», declaró un testigo.