
ALFIL NEGRO
Nuestra vida es esperar,
Confiar que el día de mañana
Será mejor que el de ahora,
Que el sol saldrá luminoso,
Que el viento será tibio y dulce,
Que la salud será buena
El corazón fuerte y pleno
Casi un martillo de acero.
Esperar, confiar, creer,
Que la voz de nuestra esposa
Siga siendo para siempre,
Una lámpara que marque
Los caminos de la marcha,
Que la risa de los hijos
Sigan llenando la casa,
Siempre cerca, nunca lejos,
Pequeñitos en el alma
Adultos ya en su camino,
Pero siempre en nuestra mesa
Un lugar que los espera
Y un plato que los reclama.
Esperar con lo que somos
Cuando se enferman los hijos,
Que mañana cuando llegue
Otro día de este camino
Amanecerán curados,
Porque así se lo pedimos
Al Señor de Tiberíades
Y a su madre bendita,
Que entiende nuestras angustias,
Porque es madre dolorosa
Que entiende el amor de padres
Y lo que se sufre en silencio
Cuando los hijos se enferman.
Esperar ya por la tarde
Cuando se acaba la vida,
Cuando los ojos se cansan
Y los oídos nos fallan,
Esperar que nuestra siembra
De hombres buenos y sinceros,
Tenga cosecha abundante
De cariño y oraciones.
Esperar, siempre esperar,
Confiar en mejores tiempos
Que la noche no es eterna,
Que lo que hoy nos lastima
Pasará tarde o temprano,
Y esas horas de angustia
Que vivimos en pandemia,
Serán sólo un mal recuerdo
Para contar por la tarde.
Esperar en los andenes
De la estación de la vida,
El retorno del hermano
Que se marchó de repente,
De nuestros padres benditos
Que ya no están con nosotros,
Y de amigos y parientes
Que también se adelantaron,
Y corriendo por la acera
El regreso del pequeño,
Del hijo que se nos fue,
Y nos dejó con el alma
Y el corazón destrozado
Para abrazarlo con fuerza
Y nunca dejarlo ir.
Esperar siempre esperar….
Y ahora que ha pasado el tiempo
Sentado junto al camino,
Esperar con alegría
La hora de la partida,
La gorra para la marcha
Bien puesta para la senda,
El corazón firme y fuerte
Tranquilo por lo logrado,
La libreta con las cuentas
En las manos y en el alma,
Y un salmo ya de salida
“Hágase, Señor, tu voluntad,
Así en la tierra como en el cielo”.
Esperar… siempre esperar.