El martes pasado la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), presentaron el informe “Perspectivas Agrícolas OCDE-FAO 2016-2025”, en el cual se señala que América Latina y el Caribe podría erradicar el hambre en un período de nueve años y se pronostica el fin de los precios altos de los alimentos, donde además se advierte que para el 2025 más de 46 países podrían acabar con problemas de hambre.
El informe de la OCDE-FAO precisa que “Los precios de los principales cultivos, ganado y productos pesqueros, sin excepción, bajaron en 2015; eso indica que es muy probable que la era de los precios altos haya terminado para todos los subsectores. Los precios de la carne cayeron de máximo históricos en 2014, los precios de los productos lácteos continuaron descensos que empezaron en 2013 y 2014; mientras los precios de los cultivos disminuían aún más de sus niveles máximos de 2012. Los principales factores tras los precios más bajos han sido varios años de crecimiento sólido de la oferta, lo que debilita el crecimiento de la demanda por la desaceleración económica general, los precios del petróleo más bajos y una mayor acumulación de las ya abundantes existencias”, señala el informe.
El informe revela que “Se proyecta que el aumento del consumo en los países en desarrollo, bajo los supuestos de la proyección de referencia, reduzca la proporción mundial de personas desnutridas, de 11% a 8% en los próximos diez años; y que el número total de personas desnutridas disminuya de 788 millones a menos de 650 millones”, según las proyecciones OCDE-FAO.
Por lo que se afirma en el informe que, de continuar las políticas actuales y el crecimiento de la productividad agrícola, la cifra de la población de América Latina y del Caribe que enfrenta problemas de hambre, podría caer por debajo del 5%. También señala el informe, que dentro del total de la población mundial, el número de personas subalimentadas podría reducirse de un 11 a un 8% en 10 años; al señalar que “Se proyecta que el aumento del consumo en los países en desarrollo, bajo los supuestos de la proyección de referencia, reduzca la proporción mundial de personas desnutridas, de 11% a 8% en los próximos diez años; y que el número total de personas desnutridas disminuya de 788 millones a menos de 650 millones.”, precisa el informe.
No obstante, en el caso de América Latina y el Caribe, la cifra de desnutrición podría caer por debajo del 5%, umbral bajo el cual la FAO considera que el hambre ha sido erradicada; pues el informe señala que los países latinoamericanos y caribeños han “logrado sacar a más de 31 millones de personas del hambre en las últimas décadas, reduciendo el porcentaje actual de subalimentación regional a sólo 5.5%”, precisa el informe OCDE-FAO. Para ello, de acuerdo a los supuestos de las proyecciones macroeconómicas, la región deberá continuar creciendo a tasas similares a las observadas en los últimos diez años, alrededor de 3%, en promedio anula.
Raúl Benítez, representante de la FAO para América Latina y el Caribe, indicó que “esta región fue la primera en comprometerse no solo a disminuir, sino a erradicar totalmente el hambre”, un proyecto que inició el ex presidente brasileño, Luis Ignacio Lula da Silva, a través de la puesta en marcha de su programa gubernamental “Hambre cero”, el cual fue replicado en varios países y en este sexenio en México.
La FAO ha hecho énfasis en la implementación del Plan de Seguridad Alimentaria, Nutrición y Erradicación del Hambre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), con el cual los países asumieron el compromiso de poner fin al hambre para el año 2025 en toda la región; por lo cual Benítez ha dicho que “no solo nos hemos vuelto una potencia agrícola, los países han creado una serie de políticas públicas innovadoras enfocadas en quienes padecen hambre, respaldados por estrategias de erradicación del hambre a nivel local, nacional y regional”; pero además ha subrayado que “si los países logran mejorar su cooperación y fortalecer su comercio intrarregional agroalimentario, podrán tener un impacto importante en la vida de millones de personas, asegurando que ninguna mujer, hombre, niño, niña o anciano tenga que pasar un día más con hambre”, haciendo referencia a los compromisos de los gobiernos de América Latina y el Caribe y a la coordinación de sus políticas.
En el informe de la OCDE-FAO indica que “La mayor parte de la nueva área de cultivo en África se dedicará a los cereales, mientras que la expansión en América Latina se centrará en la soya”; por lo que proyecta que el área total de cultivos aumente en 22.5 millones de hectáreas en la región, lo que equivaldría a un crecimiento de 24% en la superficie cultivable para 2025, en cultivos como la soya, el maíz y la caña de azúcar, entre las principales plantaciones en expansión, donde la soya tendrá los mayores incrementos en Argentina y Brasil.
Estas proyecciones están condicionadas por una aumento de la demanda de los países desarrollados y su recuperación económica, lo cual contribuirá a mejorar las condiciones de vida de los productores, a medida que se expanda el mercado y se estabilicen los precios. Aunque se trata solamente de proyecciones, lo interesante de ellas es que comprometen a los gobiernos de América Latina y el Caribe a continuar con sus programas de lucha contra el hambre y a multiplicar sus esfuerzos para mejorar la producción agropecuaria, de la cual depende la mayoría de la población pobre en los países.