CINE DE HOY
A últimas fechas los realizadores nacionales han volteado sus ojos a los miembros de la tercera edad. Así hemos visto documentales como El patio de mi casa, en el que el realizador Carlos Hagerman hace un homenaje a sus padres, o anteriormente vemos a una pareja de ancianos, esperar infructuosamente la visita de sus familiares, o La espera de Rodrigo Plá, en la que un anciano es abandonado en la calle.
Sin embargo, no habíamos visto un documental tan crudo como Mientras se espera de Paola Villanueva Bidault, que se acaba de estrenar en una de las salas pequeñas de la Cineteca Nacional.
La realizadora sigue los pasos de un grupo de ancianas que viven en un asilo tapatío de beneficencia.
Entre ellas sobresale Lola, una anciana octogenaria que se asoma al asilo de enfrente, con la esperanza de poder ver a su marido, o que hace llamadas infructuosas a su madre, que trabaja como sirvienta.
Con gran lucidez, otra de las ancianas dice que solamente están esperando morir, pero que ella se le esconde a la muerte.
Vemos a las trabajadoras cuidarlas con cariño y peinarlas, aunque una de ellas se la pasa gritando que quiere que le quiten el shampoo de la cabeza, aunque en realidad solo tiene gel.
Entre ellas existe una solidaridad que solamente puede darse por la convivencia diaria y sus necesidades básicas.Y que cantan juntas para recordar sus buenos tiempos.
Una de ellas comienza a recordar a sus compañeras muertas, que tienen que compartir el único ataúd del asilo.
La realizadora se limita a retratar esta cruda realidad.
Mientras se espera resulta un crudo testimonio del olvido al que son sometidos la mayoría de los viejos.