Letras y Memorias
“De la vida nadie se salva, y eso de la juventud es sólo una actitud del alma”, WOS
Veo en el celular fotografías del año pasado. Leo mensajes que no habrán de ser escritos y enviados de nuevo, pienso en los lugares que recorrí antes del encierro y, hablo con quien se ha mantenido cerca a lo largo de los últimos seis, siete, ocho, nueve años…
En la comodidad de mi cama, obligado a permanecer en pijama hasta las 17:00 horas, escucho una voz semi quebrada en mi cabeza, pienso en aquella madrugada en que, saliendo de la oficina, intercambiaba mensajes con una mente brillante y, el agobio en el pecho se vio calmado gracias a esa paciencia de alguien que dijo lo que debía, aunque la herida doliera.
En este confinamiento obligado, tomo unos libros que han permanecido sepultados en un mueble y les doy una hojeada rápida, intento perderme en esas palabras pero la mente está en otro lado, en un espacio y tiempo distintos a los que actualmente vivimos.
La cabeza da vueltas y pierde de vista el enfoque, no se concentra en estas ni en otras líneas. Parece que el pensamiento es un nómada que aborrece la vida sedentaria, pero la razón entiende que si uno quiere disfrutar de los viejos placeres una vez más, deberá vivir con paciencia este lapso, estos días o semanas.
Como si se tratara de un escrito dadaísta, parece que hoy hablamos de todo y de nada al mismo tiempo, pareciera que las ideas se han agotado y que la musa fuente de la inspiración nuestra nos ha abandonado, pero realmente lo que ocurre es que con el ajetreo que hay afuera, difícilmente se puede tener un orden claro en las ideas.
Hay dificultad para terminar de asimilar que, en un chasquido cósmico esta realidad cambió; existen personas que se han adaptado de forma puntual a este gran evento que habrá de trascender la línea temporal conocida, pero habemos quienes aún no damos crédito a los acontecimientos que nos han envuelto en este torbellino de incertidumbre y melancolía.
Vienen días críticos y noches pesadas, donde se padecerá de ansiedades e insomnios que tienen nombre, apellidos y hasta condiciones cambiantes, pero son esos días y esas noches los momentos definitorios del carácter humano, ahí se verá el nivel de resiliencia del ser y sobre todo, el grado de compañía que tiene uno cerca, enfrente, detrás o de lado a lado.
Porque es bastante lógico esperar que, aún sintiéndonos cansados y agobiados, podemos ser el apoyo de alguien y podemos ser soportados por las personas que sin importar condición o lejanía, nos han amado.
Es hora de ser fuertes, de ser pacientes y de esperar que el sol brille de nuevo sobre nosotros, no porque estemos viviendo un apocalipsis, sino porque todos queremos volver a abrazar, a besar, a sentir la calidez de quienes nos quedan lejos; queremos ver de nuevo a esos rostros relucientes que hacen de una clase de literatura, un sueño convertido en realidad.
Queremos todos compartir un trago con la camaradería, queremos disfrutar de un día en el campo con la familia y, sobre todo queremos, cueste lo que cueste, sentir que este momento de la vida, ha sido apenas un parpadeo que nos enseñó a prepararnos para decir “adiós”, pero siempre con la esperanza de encontrar un nuevo saludo más adelante, en este o en otro camino.
¡Hasta el próximo martes!
Postdata: Manténganse en casa, pero si no es posible, entonces sean precavidos y cuiden de ustedes, porque al cuidar de uno mismo, cuidamos de todos.
Mi Twitter: @SoyOsmarEslava