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Error subestimar a AMLO, a México más

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¿QUÉ MÁS?
    •    Cabe preguntarse si AMLO será capaz de modificar el estilo de gobernar en aras de una mayor eficiencia o si la premisa de una estrategia sustentada en su liderazgo moral puede terminar rindiendo frutos


La vorágine abrumadora de anuncios, iniciativas, nombramientos, reacciones y planes de gobierno a partir del 1 de julio podría llevar a concluir que el modelo de gobierno de Andrés Manuel López Obrador no es viable y acabará estrellándose. No sólo por el agotamiento para los involucrados, sino porque la centralización absoluta en la toma de decisiones lleva a cuellos de botella y a planteamientos poco razonados y ausencia de deliberación sobre asuntos de enorme complejidad. Además, la poca discusión y el claro sesgo ideológico descartan opciones de política pública viables, alternativas a la querencia natural del gobierno.
Cabe preguntarse si AMLO será capaz de modificar el estilo de gobernar en aras de una mayor eficiencia o si la premisa de una estrategia sustentada en su liderazgo moral puede terminar rindiendo frutos en el cambio cultural que persigue contra la corrupción. Esta estrategia supone que, siempre sí, la corrupción tiene un elemento cultural central y que es necesario convencer a la sociedad de que ésta no es sólo una alternancia de partido en el poder, sino un cambio de régimen, radical y profundo. La dificultad estriba en que, para que funcione, se requiere un nivel mínimo de eficacia para que el costo económico no lo abrume.
Este voluntarismo surge de la poderosa intuición de López Obrador sobre la psicología del ciudadano y la manera de influirla. Por esta razón, y en vista del éxito de su campaña electoral y la mediática que por años convenció a la mayoría de que el país estaba peor y la culpa la tenía el Estado (ahora en el poder, la tiene el neoliberalismo) sería un error subestimarlo. Apuntalado por un apoyo mayoritario, parece convencido de que acabará doblegando a huachicoleros, maestros disidentes que obstaculizan vías férreas, neoliberales irredentos y “conservadores” opuestos a su cambio.
Pero el error más grave reside en subestimar a México y su complejidad en pleno siglo XXI. El riesgo del gobierno consiste en el regreso a la presidencia imperial que todo lo sabe, todo lo decide y cree tener facultades legales y meta legales para todo; al priísmo tradicional pues.
El gobierno subestima la posición de México y su economía. No aquilata su importancia global a la cual presta poca atención. Parece tampoco entender el tamaño y complejidad de la economía nacional como lo muestran su evaluación de que el campo está abandonado y produce menos que antes de la apertura —cuando la realidad es que la producción agroalimentaria nunca había sido tan diversa y exitosa en mercados internacionales; cuando no aprecia la sofisticación para la producción y exportación de manufacturas y permite la interrupción de entregas a tiempo; cuando critica el uso de fondos públicos para acercar a centros de investigación y universidades a procesos productivos; cuando piensa que sólo unas empresas cuentan en la inversión, crecimiento y creación de empleos; cuando cree que el centralismo en la Ciudad de México y Palacio Nacional es la mejor palanca para el progreso.
El gobierno parece subestimar y desechar el progreso conseguido como parte de un rechazo irreflexivo a todo lo que provenga del periodo de gobiernos “neoliberales”. El problema es que estas soluciones dan al traste con avances en derechos y libertades para amplios segmentos de la sociedad y para actores económicos de todo tipo y cercenan instituciones creadas para pavimentar el tránsito de una economía de privilegios a una de derechos y libertades ciudadanas y para garantizarlas.
En el fondo, pretender que se tienen las recetas adecuadas para cada problema traiciona un acendrado presidencialismo y centralización experimentados antes y que, con el tiempo, no rinden frutos.
Sin embargo, la razón para ser optimista consiste en reconocer que el futuro del país no depende de una persona y que el trabajo de cada uno es clave para mejorar; que al país le irá bien cuando le vaya bien a cada trabajador, emprendedor, colonia, grupo, región y no cuando le vaya bien a México.
Twitter: @eledece