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Erdogan fuerza la salida de su primer ministro

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Crisis política en Turquía

  • El gobernante AKP celebra un congreso extraordinario al que no se presentará Davutoglu

En medio la multiplicación de acusaciones hacia su persona, Davutoglu se dirigió el martes a su grupo parlamentario con un discurso críptico: “Podría rechazar cualquier puesto, pero no destrozaré el corazón de mis amigos, con los que comparto la causa común de este sagrado movimiento”. El miércoles fue recibido por Erdogan en un ambiente de gran tensión entre ambos y, aunque Davutoglu no presentó su dimisión como se especulaba, sí que se pactó su salida del AKP y del Ejecutivo.

La cada vez más evidente ambición del jefe de Estado turco, Recep Tayyip Erdogan, de sustituir el régimen parlamentario de su país por un sistema presidencialista, abrió una importante brecha con su primer ministro, Ahmet Davutoglu, y ha llevado a una crisis en el seno del partido gobernante y en el Ejecutivo. Tras varias reuniones entre los dos mandatarios y de la cúpula del Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP), se ha decidido convocar un congreso extraordinario el próximo 22 de mayo para renovar al presidente de la formación islamista y en el que Davutoglu no concurrirá como candidato.

No es la primera ocasión en que las aspiraciones del líder turco sumen al país en la inestabilidad: ya ocurrió cuando el actual presidente boicoteó todo tipo de acuerdo con la oposición para formar un Gobierno de coalición tras las elecciones del pasado junio, en la que el Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP) perdió su mayoría absoluta por primera vez desde que llegó al poder en 2002. En aquella ocasión, la apuesta, si bien costosa para el país –la lira se hundió y aumentó la polarización política y social-, dio buen resultado para Erdogan, pues el AKP recuperó el control del hemiciclo.

“No creo que sea candidato en el próximo congreso, dadas las circunstancias”, afirmó Davutoglu ante la prensa explicando que, cuando el accedió al puesto, el modelo a seguir era el de “un presidente fuerte y un primer ministro fuerte”. “Erdogan me dijo que no quería un primer ministro florero y trabajé según esas indicaciones”, se justificó antes de reconocer que “ahora empieza un periodo nuevo”. Aseguró que no deja su cargo dolido con nadie y, mucho menos, con el presidente Erdogan, al que siempre le ha unido una gran “amistad”. “La unidad del partido es lo que más me importa”, afirmó.