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Equinoterapia: La batalla contra la incredulidad, ignorancia, y falta de cultura

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REPORTAJE SEGUNDA PARTE

“Venía en sillas de ruedas, después en andadera, luego usó el bastón, ahora ya camina sin apoyo… la equinoterapia fue algo esencial para que evolucionara muy rápido”. (Verónica Ramón, mamá de Ana Karen)
“Hemos caminado por todos lados, algunos estudiosos dicen que no sirve la equinoterapia, pero mi niño ya corre, salta, camina, brinca, tiene control arriba del caballo”. (Bernabé Téllez, abuelo de Gabriel Said)

De acuerdo con artículos de opinión  publicados en revistas dedicadas a la salud, la equinoterapia o hipoterapia es conocida desde el tiempo de los griegos y  era recomendada para mejorar el estado de ánimo de personas con enfermedades incurables.
Muchos siglos después, durante el siglo XVII, el uso del caballo como instrumento terapéutico, se aconsejaba para contrarrestar los efectos de la gota (tipo de artritis que ocurre cuando el ácido úrico se acumula en la sangre y causa inflamación en las articulaciones).
Este tipo de terapia se recomienda a personas que padezcan enfermedades y discapacidades como: esclerosis múltiple, autismo, síndrome de Down, espina bífida, traumas cerebrales, distrofia muscular, anorexia, así como enfermedades neurodegenerativas y traumatológicas.
Entre los beneficios de este tratamiento destacan: En el área psicológica / cognitiva: mejora la autoestima y el autocontrol de las emociones, así como la confianza en uno mismo y la capacidad de atención; trabaja la memoria y potencia el sentimiento de normalidad.
En el área de comunicación y lenguaje: mejora y aumenta la comunicación gestual y oral, así como la articulación de las palabras; mientras que en el área psicomotora mejora el equilibrio, la coordinación, los reflejos, la planificación motora, la capacidad de relajación de la musculatura y el estado físico en general; fortalece los músculos y reduce los patrones de movimiento anormales.
A pesar de algunos estudios referentes a la equinoterapia y sus bondades, aún existen estudiosos que no avalan este tipo de terapias alternativas en apoyo a la calidad de vida de los pacientes; lo que se suma a la falta de cultura y sensibilidad por parte de la misma población; así como de la ignorancia y escasa capacitación de servidores públicos de diversas estancias, supuestamente dedicadas a la educación especial, y dependencias gubernamentales.
Sin embargo, existe una lista infinita de casos de éxito y testimonios de pacientes y familiares, que han visto en la equinoterapia un rayo más de esperanza.
“La equinoterapia fue algo esencial para que evolucionara muy rápido”
Verónica Ramón Zúñiga es mamá de Ana Karen, jovencita que a los 13 años le diagnosticaron el síndrome de Guillain-Barré, (trastorno poco común que hace que el sistema inmunitario ataque el sistema nervioso periférico. Como resultado, los músculos tienen problemas para responder a las señales del cerebro), y en tan solo seis meses de terapia pudo caminar completamente sola.
Recordó que Ana Karen comenzó con paralización del cuerpo, empezando por manos y después por piernas, al grado que no podía caminar, derivado de ello, la mantuvieron dos semanas en terapia intensiva y una en piso en el Hospital Juárez en el Estado de México.
Recibió rehabilitación en el nosocomio, sin embargo los espacios entre terapias era muy prolongado, así llegan al Centro Ecuestre y de Equinoterapia de la Universidad Politécnica de Pachuca (UPP), en donde en solo seis meses los resultados fueron impactantes.
“Llegó en silla de ruedas, en una semana tuvo mucha evolución porque comenzó a usar la andadera y después el bastón, ahora ya camina sin apoyo; la equinoterapia fue algo esencial para que evolucionara muy rápido”.
Agregó, “Cambió nuestra perspectiva porque en el hospital nos decían que podían quedar secuelas como que dejara de caminar o hacer actividades normales, pero fue emocionante. A veces los tropiezos hacen más fuerte a la persona, hacen valorar muchas cosas, que la vida es un momento y hay que aprovecharlo y disfrutarlo”.
Actualmente Ana Karen cursa el cuarto semestre de preparatoria y su propósito es estudiar Economía; jovencita que asegura que la equinoterapia y su constancia le permitió evolucionar.
“Sentí miedo de quedarme en la silla de ruedas, de no poder evolucionar, pero fui constante en la terapia con el caballo y sentí a las dos semanas, más fuerza en la piernas, la  evolución fue muy rápida, fue emocionante que después de cinco meses podía levantarme, algo que no podía, fue impactante”, dijo.
Puntualizó, que su rehabilitación le regresó el ánimo de seguir estudiando, “No es lo mismo ir a la escuela en silla de ruedas que caminando, me dieron más ganas de vivir para seguir estudiando y seguir haciendo mi vida normal; uno se anima más caminando que en silla de ruedas, la misma gente me intimidaba porque se me quedaba viendo y me preguntaban muchas cosas”.
Ana Karen reconoció que al principio de sus terapias tenía temor de caerse del caballo no obstante la conexión casi mágica con el ejemplar, la motivó aún más; “Al principio sentí miedo de caerme, nunca en mi vida me había subido en un caballo, con ayuda de Juan Carlos y Carolina (equinoterapeutas), me sentí protegida, segura, me gustó y continué con las terapias; es una conexión, sientes como si el caballo me protegiera o caminara con él”.
Agradecida manifestó que el apoyo de su familia, en especial el de su madre, fue un factor importante para su evolución, “estoy muy agradecida,  porque ellos fueron los que me impulsaron a seguir adelante, estuvieron todo el tiempo conmigo, agradecimiento fuerte hacia ellos y a mi mamá que día y noche estuvo conmigo es algo genial”.
“Algunos estudiosos dicen que no sirve la equinoterapia, pero ahora mi niño corre, salta, camina, brinca, tiene control arriba del caballo, ha sido un proceso largo pero satisfactorio”
Otro ejemplo de perseverancia y que se consolida como caso de éxito, es Gabriel Said, ahora todo un joven de 16 años de edad, diagnosticado desde los tres meses de edad con atrofia subcortical en la  parte psicomotriz del cerebro, aunado a una  pérdida auditiva profunda, y grado de autismo.
Gabriel Baños Santander, es el padre de Said que lleva 10 años en terapia con avances impresionantes, poniendo así en evidencia la incredulidad de algunos estudiosos. El orgulloso papá recordó que desde que cumplió el año de edad, recibe terapias, al principio en el Centro de Rehabilitación Integral de Hidalgo (CRIH) y después de tres años en esta institución, llega al CEEUPP.
“Recibe dos veces a la semana equinoterapia, le ha servido mucho, cuando no monta el caballo, que son periodos de vacaciones anda  molesto, alterado, como que anda fuera de control, a él lo relaja mucho, sale muy relajado, tranquilo, le ha beneficiado”.
Recordó que el proceso ha sido difícil en cuestión de buscar y conseguir el apoyo para su rehabilitación; pero la equinoterapia ha permitido su desarrollo, “Era muy hiperactivo, después fue relajándose por períodos más largos, además es muy inteligente, tiene programados los días, tiene su rutina semanal, sabe lo que le toca comer, tiene cuadro detallado de sus actividades”.
Por su parte, Bernabé Tellez, abuelo de Gabriel Said comenta “Es un regalo de Dios, nos cambió la vida totalmente, nos cambió  la vida para bien, nos une como familia. Me siento feliz porque el niño ha avanzado, no podía hacer del baño solo, comer solo, bañarse solo, hoy trata de hacer todo, ya se baña, no como quisiéramos, pero lo hace, se limpia y come, son aspectos que ha ido avanzando”.
Sin embargo, manifestó que en el proceso han tenido que enfrentar diversos obstáculos, “primero en el CRIT no lo reciben porque hay prioridades, se enfocan a problemas psicomotrices… después lo llevamos a una escuela de educación especial pero los maestros no están preparados, además no hay más centros de atención para que se desarrollen en otras áreas como pintura, escultura, música”.
Agregó, “Hemos caminado por todos lados, algunos estudiosos dicen que no sirve la equinoterapia, pero mi niño ahora corre, salta, camina, brinca, tiene control arriba del caballo, ha sido un proceso largo pero satisfactorio”.