Entre líneas

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Rompiendo la belleza

  • ¿Por qué las mujeres –o incluso los hombres- deben avergonzarse de su cuerpo si no cumplen ciertos estándares?

Al hablar de belleza, tanto mujeres como hombres, tenemos en mente estereotipos de lo que nos ha sido moldeado mentalmente como bello a través de los medios masivos de comunicación; imaginamos mujeres curvilíneas y hombres musculosos como el prototipo de lo deseado.

Sin embargo, antes de pensar en la belleza como algo estructurado, es importante distinguir que, lo que para una persona puede ser bello, para otra puede no serlo, y es que Aristóteles, por ejemplo, refirió que lo bello es lo valioso por sí mismo y que nos agrada, sin importar su utilidad.

Es decir, algo o alguien es bello cuando nos agrada y tiene un valor significativo para nosotros.

Entonces, definir la belleza ya sea física, emocional, espiritual, etc… es un concepto relativo, no solo a la persona sino a la cultura y el lugar. Por lo que, cargar con un estereotipo de belleza (femenina o masculina) no solo impide valorar la esencia de cada persona o cosa, perturbando nuestra verdadera concepción de lo que es valioso, sino que genera prejuicios o “formatos” que dotan de inseguridad a la persona al no cumplir con las expectativas de lo socialmente impuesto como bello.

Al respecto, en el caso de las mujeres, a diferencia de los hombres, se ha sexualizado su cuerpo, al grado que no es extraño que los estándares de belleza universal posean medidas específicas desde la estatura, talla, cintura, busto, cadera, etc., pero ¿por qué las mujeres –o incluso los hombres- deben avergonzarse de su cuerpo si no cumplen esos estándares?

Esa pregunta se analiza en el interesante documental que la popular compañía Netflix ha lanzado bajo el nombre de: “Despójate, elévate.” Donde se aborda el tema de la belleza corporal de la mujer y la aceptación de su cuerpo y sexualidad relacionado con el popular baile pole dance, que ha sido reconocido internacionalmente como arte y deporte.

No obstante, el estigma del “baile del tubo” al que se le relaciona con el baile erótico, es un claro ejemplo de los estereotipos que deben romperse, al no distinguir que se trata de un deporte como cualquier otro, en el que se ejercita el cuerpo y se fomenta la salud, pues se trata de un ejercicio aeróbico y anaeróbico que requiere flexibilidad, fuerza y resistencia, que permite se desarrollen todos los músculos, favoreciendo la producción de endorfinas que alivian la sensación de estrés y mejoran la autoestima, ayudando a entender el cuerpo tal como es.

Y es que el tema olvidado de la belleza (el que no se difunde como estereotipo) es la salud, por el contrario, se acentúa la violencia y discriminación de quienes no cumplen con los cánones de belleza que una minoría (con dominio económico) ha establecido, determinando las actividades que deben realizarse para alcanzar esa belleza, como son, en el caso de las mujeres: alaciarse el cabello, depilarse las cejas, colocarse pestañas y uñas postizas, bajar de peso; y en los hombres: ejercitar la musculatura y dejarse la barba, por decir algunas.

No obstante, la belleza corporal, ocupa ahora los movimientos de “body positivity” o positividad corporal, que es un movimiento centrado en querer y aceptar a tu cuerpo tal como es, cuyo objetivo es acabar con las imágenes irreales y discriminatorias que imponen los estándares de belleza, y por el contrario, generar una imagen corporal saludable, en la que la persona se sienta feliz como se ve y se siente con su cuerpo.

Así mismo, el movimiento de “body neutrality” o neutralidad corporal, en el que se busca percibir al cuerpo como algo neutro, aceptándolo como es, sin necesidad de presionarse por amarlo o que te guste.

En conclusión, queda claro que alcanzar la belleza es algo más que forma o  imagen, es salud y aceptación, lo que deriva en seguridad y confianza, en: “Todos los cuerpos, todas las bellezas”.