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CINE DE HOY
- Hoy vamos a hablar de “No son horas para olvidar”, un trabajo que resulta entrañable y que nos permite entender mejor el alzheimer
Y siguen proliferando los filmes acerca del alzheimer, y ahora se ha estrenado en la Cineteca Nacional: “No son horas para olvidar”, primer largometraje de David Castañón Medina.
El realizador de “Me extinguiré en el silencio”, sigue los pasos de los exiliados chilenos Jorge Osorio y Juana Serrano.
Ambos maestros, salieron durante el golpe militar de Augusto Pinochet e hicieron su vida en nuestro país.
El octogenario Jorge, al que su mujer apoda “El Negro” ve con tristeza cómo su mujer comienza a perder la memoria y a ratos ni siquiera lo reconoce.
Es por eso que la lleva a un asilo en las mañanas, para luego ir a recogerla en las tardes, para llevarla a su casa.
En un esfuerzo porque le recuerde, Jorge decide que hagan un viaje a Chile y recorran los barrios donde se conocieron. Sin embargo, la vida les tiene reservada una trágica sorpresa.
Castañón no puede ocultar su simpatía por la pareja y se convierte en un testigo más del deterioro de la memoria de Juana, incapaz ya de reconocer su propia casa, y afirmando que la Juana a la que pertenece ese hogar “es una buena mujer”.
A diferencia de “Observar las aves” de Andrea Martínez o la reciente comedia negra “¿Cómo matar a mamá?” No son horas para olvidar resulta un documental entrañable que nos permite entender mejor esta terrible enfermedad.