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Enrique Ochoa Reza, la corrupción y el PRI

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NÚMEROS CLAROS

Los propios militantes que hicieron posible el regreso del PRI a Los Pinos, han constatado en estos años que de nada sirvió trabajar para que el PRI volviera al gobierno. La toma del poder político por los priistas sólo sirvió para que sus principales cuadros llegaran a ocupar los puestos principales dentro del gobierno federal, pero miles de sus militantes, los que hicieron posible ganar las elecciones presidenciales, se quedaron esperando formar parte del gobierno actual.

México, se sitúa en la posición 95 del Índice de Percepción de la Corrupción 2015 de Transparencia Internacional, al acumular una puntuación de 35 puntos, entre los 167 países analizados. Por otro lado, dentro del Doing Business del Banco Mundial, y pese a las reformas del gobierno federal aprobadas en 2013, la corrupción, el tráfico de influencias y el abuso del poder, han hecho que México se sitúe en la posición 38 entre los 189 países, sobre la facilidades para realizar negocios.
    La Ley Nacional Contra la Corrupción y el sistema de leyes secundarias que se desprenden de ella, en teoría debería de estar llamada a poner fin a la corrupción en México, a proporcionar confianza a los ciudadanos e inversionistas, a convertirse en el medio que permita apoyar los objetivos del crecimiento; sin embargo, la cuestionada Ley aún sigue sin ganarse la confianza de los ciudadanos.
    Ahora, el presidente nacional del PRI, Enrique Ochoa Reza, hace gala de reformador de su partido y ha llamado a los militantes a luchar en contra de la corrupción, señalando que no permitirá que unos cuantos manchen el prestigio de su partido, pues en su opinión el “99.9% de los servidores públicos son mujeres y hombres honestos y honorables, que buscan el bien común y que trabajan cotidianamente por mejorar las cosas; por lo que no permitamos que el 0.1% nos lastimen”,  ha precisado Ochoa.
    Ochoa Reza, ha hecho un llamado a los militantes para que sean ellos los primeros en defender su partido; pero lamentablemente, todo parece indicar que desde hace una década, el PRI está transitando hacia la derecha, alejándose de los principios revolucionarios y populares que le dieron origen, presa del oportunismo y la corrupción. Por lo que ese llamado del dirigente nacional del PRI pareciera un grito en el desierto, entre sordos que buscan sólo saciar sus intereses personales, ocupar cargos de elección popular o dentro del gobierno, cueste lo que cueste.
Los propios militantes que hicieron posible el regreso del PRI a Los Pinos, han constatado en estos años que de nada sirvió trabajar para que el PRI volviera al gobierno. La toma del poder político por los priistas sólo sirvió para que sus principales cuadros llegaran a ocupar los puestos principales dentro del gobierno federal, pero miles de sus militantes, los que hicieron posible ganar las elecciones presidenciales, se quedaron esperando formar parte del gobierno actual.
Valdría la pena preguntarnos ¿A quién le sirve hoy el distanciamiento de la dirigencia del PRI de su militancia? ¿A quién le sirve hoy que el PRI deje en el olvido los principios que le dieron origen después de la revolución de 1910? ¿A qué PRI hace el llamado Ochoa Reza?  ¿A los miles de militantes de base que aún esperan un espacio en el gobierno, los que en cada elección realizan los trabajos o a todos aquellos que ocupando puestos de dirección en el gobierno o de elección popular, se han enriquecido durante años?, y no precisamente gracias a su trabajo honrado.
Sin duda alguna, hoy no sólo se requiere trabajar en la refundación del país para poner fin a la corrupción, sino en la refundación del PRI para reorientar sus principios y su relación con la sociedad, con la ciudadanía que lo hizo durante años un partido de masas; porque hoy el PRI se ha convertido más en un partido de cuadros, ligados al sector empresarial, cada vez más lejano de las masas populares.