Home Nuestra Palabra José Luis Ortiz Santillán Enojo e impotencia frente a liberalización del mercado de combustibles

Enojo e impotencia frente a liberalización del mercado de combustibles

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El 12 de diciembre de 2013, todos los medios informaban de la aprobación de la reforma energética, señalando que había sido aprobada  por 354 votos a favor, 134 en contra (PRD, PT y Movimiento Ciudadano) y cero abstenciones. Luego de una ardua discusión, en aquella madrugada la reforma energética del presidente Enrique Peña Nieto había sido aprobada y turnada al Senado.

Es posible que hoy, quienes aprobaron la reforma se desdigan y se vean enfrentados con la historia y el pueblo, pero ahí está su dicho y actuación en los medios, la cual puede ser juzgada por los ciudadanos. No hay duda, que el enojo de los ciudadanos hoy puede unir a la mayoría de los mexicanos, frente a una reforma energética que por ahora no dará marcha atrás y que provocará una reducción sustancial de los ingresos de los hogares, no sólo por el precio de la gasolina que tendrán que pagar, sino por el aumento en los costos de producción de productos y servicios en 2017.

Recordemos como la unión en torno a la reforma energética en 2013 de los partidos Revolucionario Institucional (PRI), Acción Nacional (PAN), Verde Ecologista de México (PVEM) y Nueva Alianza, hicieron posible abrir el mercado a la competencia y poner fin al monopolio de PEMEX en la venta de hidrocarburos. Poco importó entonces el impacto económico y político de la liberalización del mercado de la energía y su apertura a la inversión extranjera; tampoco, si el Estado, los vendedores y consumidores de hidrocarburos estaban preparados para dar ese salto.

Entonces era evidente que el nacionalismo revolucionario del PRI había terminado, se había diluido dejando claro que ya no había diferencias de principios y objetivos con el PAN, sólo el afán de ejercer el poder. Esa madrugada del 12 de diciembre de 2013, acudimos a un circo donde la mayoría de los legisladores no sabían a bien que estaban aprobando, qué significaba el libre mercado, la competencia perfecta y sus principios, el funcionamiento de los mercados y sus imperfecciones; sólo eran diputados eufóricos que deseaban aprobar la reforma; y otros, ávidos de sacar ventaja de ella, por ser dueños de gasolineras y depósitos, de equipo de transportación y tener contactos dentro del gobierno federal, y en el extranjero, para optimizar las posibles ganancias que podrían obtener con la reforma.

Entonces el presidente de la Cámara de Diputados, el panista Ricardo Anaya, dijo entonces: “Estoy convencido con enorme convicción de que hemos escrito una de las páginas más brillantes en la historia moderna del Congreso, en este periodo de sesiones… No tengo duda, es una gran reforma y vendrán tiempos mejores para el país”, precisó el hoy presidente del PAN. Pero Anaya no quiso perder la oportunidad entonces de glorificarse y dijo que ninguna reforma puede contribuir tanto como la energética para aliviar el agravio a la falta de crecimiento económico sostenido y la generación de empleos formales.

Ahora, Ricardo Anaya ha afirmado que la reforma energética afectará profundamente las economías de las familias, algo que no pensó entonces. Anaya ha dicho: “Lo primero es reconocer que sí va a afectar profundamente la economía de las familias mexicanas. México pasa por un momento económico muy complicado, la economía no está creciendo, está estancada. Los empleos que se están generando son empleos muy mal pagados y éste es sin duda un golpe muy fuerte al bolsillo de millones de familias en nuestro país”, contradiciendo su propias ideas expuestas al aprobar la reforma energética en 2013.

¿A caso este tipo de hombres pueden aspirar a gobernar el país en 2018 y nosotros apoyarlos para que sigan incrementando su poder y riqueza? ¿No ha sido suficiente la retórica del presidente Peña Nieto? Que ha dibujado un país que no existe, junto a sus asesores y gabinete, obviando el contexto internacional adverso en que se desenvolvía la economía mexicana.

Por si fuera poco, no sólo hay escándalos de corrupción de gobernadores o el de la Casa Blanca entre la clase política; la Revista Proceso ha señalado que Anaya renta “una casa para su familia en Atlanta, donde tiene a sus tres hijos en una de las escuelas más exclusivas y costosas de la zona, detalló que para la estancia de su esposa y sus tres hijos paga una renta mensual de 3 mil 500 dólares y que la colegiatura anual de sus dos hijos varones asciende a 34 mil 200 dólares (17 mil 100 dólares por cada uno), más 14 mil dólares que paga por la escuela de la niña. A esos gastos se suma el costo de los pasajes para reunirse con ellos.”, para ello afirma tener ingresos mensuales “de 48 mil pesos como líder del PAN, y su esposa gana 50 mil pesos, además de que son propietarios de varios locales comerciales que ofrecen en renta, por lo que perciben alrededor de 300 mil pesos mensuales.”, se lee en Proceso.

Por otro lado, hay que decir que por suerte internet y los medios electrónicos han proporcionado a los ciudadanos los recursos para recapitular en la historia y volver a leer lo que los políticos han dicho en el pasado. El miércoles 31 de julio de 2013, el C. Diputado Villarreal García, decía: “Hemos entregado ya a la Secretaría de esta Mesa Directiva el documento íntegro que contiene la reforma que hoy presento a nombre del Grupo Parlamentario del PAN en el Senado de la República, y del Grupo Parlamentario del PAN en la Cámara de Diputados.”, afirmaba el Diputado.

Más adelante, precisaba que “La Reforma Energética de fondo es una propuesta del Partido Acción Nacional. En el PAN creemos en el desarrollo sustentable, y en el desarrollo ordenado de nuestro sector energético, con esta reforma podremos hacer electricidad más barata sin dañar al medio ambiente; impulsaremos la generación de energía a partir del gas natural, y a partir de fuentes eólicas, solares y geotérmicas. Todo con el objetivo de reducir los gases de efecto invernadero… Estoy convencido que en la reforma que proponemos traerá enormes resultados y beneficios para las familias mexicanas. Beneficios concretos, que abrirán oportunidades e impulsarán nuestra economía… La reforma que proponemos representa una disminución real en el precio de los energéticos, el precio de la energía eléctrica en México se puede reducir hasta en un 40 por ciento…”, afirmaba Villarreal.

A la vez, en su mensaje de Año Nuevo en 2015, el Presidente Enrique Peña Nieto, señaló que “A partir de este momento, en 2015 ya no habrá gasolinazos. Gracias a la Reforma Hacendaria, por primera vez en cinco años ya no habrá incrementos mensuales a los precios de la gasolina, el diésel y el gas LP”, enfatizando en siete medidas para ayudar a los hogares a través de la reducción de las tarifas de electricidad, el fin de los gasolinazos y el pago de larga distancia en la telefonía gracias a la reforma en telecomunicaciones.

¿Hasta donde diputados, senadores y el propio presidente le han hablado con la verdad a los ciudadanos? Lamentablemente nunca lo han hecho y no midieron los tiempos para abrir el sector energético a la competencia, en particular el de los hidrocarburos. Sí es posible que los consumidores tengan acceso a mejores combustibles a precios más bajos, pero ello requiere la existencia de muchos más vendedores que los que hoy existen en la venta de servicios de telefonía local y móvil, de televisión.

Sin ello, como lo están viendo los lectores, la reforma energética será una quimera para los ciudadanos y un enorme negocio para los de siempre, para los empresarios y banqueros que ostentan el poder en México, al margen de la filiación política que tengan. Lamentablemente los ciudadanos vieron como los diputados y senadores que eligieron aprobaron la reforma energética y entonces no hicieron nada, ni siquiera castigaron a los partidos en la recientes elecciones; sin embargo, ahora algo deberán aprender y las manifestaciones, las protestas anunciadas en las redes sociales, deberán ser un preludio de lo que sucederá en 2018.